Apple, la compañía que durante años marcó el ritmo de la innovación tecnológica, parece estar atravesando uno de los desafíos más serios de su historia reciente: ponerse al día en la carrera de la inteligencia artificial
Un reciente informe del periodista especializado, Mark Gurman, desentraña los errores estratégicos, las decisiones tardías y la falta de liderazgo claro que han lastrado los esfuerzos de Apple en un área donde rivales como OpenAI, Google y Microsoft avanzan a pasos agigantados.
Desde finales de 2023, Apple ha intentado adaptar funciones de IA generativa a la arquitectura obsoleta de Siri. Sin embargo, la integración no funcionó. “Es como jugar al ‘whack-a-mole’. Arreglas un problema y aparecen tres más”, reveló un empleado a Bloomberg. La solución ahora pasa por un rediseño total: una nueva versión, LLM Siri, está siendo desarrollada en Zúrich y se basará completamente en un modelo de lenguaje de gran escala (LLM), diseñado para ser más conversacional y eficaz sintetizando información.
El informe revela una serie de decisiones internas que lastraron el progreso. Craig Federighi, jefe de software, fue “reacio a realizar grandes inversiones en IA”. Apple, tradicionalmente conservadora con sus apuestas, evitó adquirir las GPUs necesarias a tiempo, lo que la dejó rezagada frente a competidores como OpenAI y Google.
Además, la compañía arrancó tarde. Un ejecutivo confesó a Gurman que Apple Intelligence “ni siquiera era una idea” antes del lanzamiento de ChatGPT a finales de 2022. A esto se suma la visión errónea de John Giannandrea, jefe de IA de Apple, quien sostuvo que “los clientes comúnmente quieren desactivar herramientas como ChatGPT”.
El marketing también se adelantó a los hechos. Prometió una Siri mejorada y capaz de comprender el contexto de uso antes de que las funciones estuvieran listas, lo que obligó a posponer lanzamientos clave.
Ahora, Apple busca rectificar y está explorando asociaciones con empresas como Perplexity AI para mejorar las capacidades de búsqueda de Siri. También planea aprovechar la potencia de los iPhones y la privacidad diferencial para entrenar modelos de forma local, sin comprometer los datos del usuario.
Apple enfrenta así uno de sus mayores desafíos recientes: demostrar que aún puede innovar en una era definida por la inteligencia artificial.
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