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Tres investigadores de élite han dejado Google DeepMind para unirse a Meta. Lo llamativo no es solo quiénes son —Tianhe Yu, Cosmo Du y Weiyue Wang— sino qué habían logrado: entrenaron el modelo Gemini 2.5 Pro hasta llevarlo al nivel de una medalla de oro en la Olimpiada Internacional de Matemáticas. Y ahora, ese conocimiento cambia de camiseta.

Una división nueva, un mensaje claro

Meta ha creado una nueva división llamada Superintelligence Labs. No es un departamento más: es una señal. Dirigida por Alexandr Wang (ex‑Scale AI), junto con Nat Friedman y Daniel Gross, reúne perfiles que hasta hace poco eran competencia directa. El movimiento llega tras la deccepción de Llama 4 y busca reordenar la estrategia de IA con un enfoque de laboratorio centralizado y presupuesto sin precedentes.

¿Qué están construyendo exactamente?

Además de talento, Meta está desplegando infraestructura. Mark Zuckerberg ha prometido invertir “centenas de miles de millones” en nuevos clústeres de supercomputación. El primero, Prometheus, entrará en funcionamiento en 2026. El segundo, Hyperion, ocupará una superficie comparable a parte de Manhattan y alcanzará los 5 GW de potencia. La escala no es casual, el objetivo es entrenar modelos que requieren más electricidad que una ciudad mediana.

Fichajes a precio de unicornio

Para atraer a Yu, Du y Wang, Meta ofreció compensaciones que superan los 100 millones de dólares. Según reportó The Washington Post, la compañía calcula que incorporar a estos perfiles de alto nivel resulta más rentable que adquirir una startup con tecnología similar. Pero el efecto rebote ya se nota: ingenieros con sueldos convencionales empiezan a cuestionar el valor real de su puesto en esa nueva escala.

Riesgos de sobrecarga (interna y externa)

En paralelo al entusiasmo por el músculo técnico, hay voces que alertan de falta de cohesión. La integración de perfiles top sin una estrategia común puede generar silos o, directamente, competencia interna. Algunos inversores, como Bill George (Harvard) citado en Reuters o analistas del equipo de tecnología de Business Insider, recuerdan lo ocurrido con Reality Labs: inversiones multimillonarias, una estrategia poco clara y productos como las gafas Quest o el metaverso Horizon Worlds que no lograron el impacto esperado.

Una partida abierta (pero desigual)

Mientras Meta compra talento e infraestructura, Google apuesta por consolidar DeepMind desde dentro. Microsoft avanza con alianzas —como Inflection AI— y fichajes selectivos. OpenAI, en cambio, mantiene su modelo independiente pero con apoyo estratégico de Microsoft y acuerdos limitados con Apple. Cada uno está jugando su partida. Lo que diferencia a Meta es el ritmo, acelera como si el tiempo fuera el verdadero rival y tira de telonario.

El reloj ya ha empezado

Meta tiene el laboratorio, la energía, el talento y los millones. Pero también el reto de transformar todo eso en algo más que titulares.

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