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Un experimento para crear sin programar

Google ha abierto la puerta a una nueva forma de construir software: hablarle y dejar que lo haga por ti. En Estados Unidos, ha empezado la prueba pública de Opal, una herramienta de Google Labs que permite crear mini‑apps con texto en lenguaje natural. Sin código. Sin instalación. Solo con ideas.

De lo que dices a lo que hace

Opal escucha —lee, en realidad— y construye. El usuario escribe lo que quiere: «una app que convierta voz en texto y lo envíe por correo». En segundos, aparece un flujo visual con bloques: entrada de voz, transcripción, envío. Cada bloque puede editarse, cambiar el prompt, añadir uno nuevo o borrar lo innecesario. Al final, se publica con un enlace. El resultado es una app funcional que otros pueden probar con su cuenta de Google.

Qué propone más allá del asombro

No es solo una herramienta para jugar. Opal apunta a un nuevo territorio: el del prototipo rápido, la automatización sin fricción, la interfaz como narración. Personas sin perfil técnico pueden explorar ideas funcionales, conectar pasos lógicos y obtener un producto mínimo viable en minutos. Todo sin entrar en un editor de código.

Qué datos usa y cómo los encadena

En el fondo, Opal es un coreógrafo de modelos de IA. Usa herramientas como Gemini, Flash o Audio LM y las combina en función del prompt. No muestra la receta completa, pero sí el plato servido: un diagrama donde cada paso deja ver qué modelo actúa y cómo fluye la información. Una transparencia parcial, pero visualmente clara.

El riesgo de crear sin mirar dentro

«Vibe coding» lo llaman. Lo bautizó Andrej Karpathy en febrero y se refiere a dejar que la IA programe y tú solo marques la intención. Funciona, pero no siempre sabes cómo. Simon Willison, desarrollador y defensor del software libre, ha alertado: si no entiendes lo que genera, tampoco puedes confiar en que sea seguro. Opal es ideal para prototipos, sí, pero la robustez aún exige mirar bajo el capó.

El tablero ya tiene piezas

Google no llega primero, pero sí con una idea pulida. Replit, Cursor, Lovable, Canva, Figma… todos ofrecen formas de crear sin código o con IA. Canva y Figma desde el diseño, Replit desde el código con sugerencias. Amazon juega con Kiro, una versión más empresarial y segura. Opal se desmarca con ligereza: escribir, ver, editar, compartir. Como si la lógica fuera una historia que se arma en bloques.

Entre boceto y producto

Opal quiere que cualquiera pueda programar sin programar. Pero lo fácil no siempre es suficiente. La herramienta fascina, sobre todo por su rapidez. El dilema está en lo que no se ve: ¿qué hace exactamente cada bloque? ¿se puede revisar? ¿cómo se asegura que el resultado sea confiable? Tal vez sea solo un espacio para jugar. O quizá la forma en que nacerán las próximas apps.

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