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Si pudiéramos asomarnos al siglo XXI desde una atalaya de siglos futuros, lo contemplaríamos con lel mismo asombro y juicio con que hoy miramos a los clásicos.

En la Ilíada y en la Odisea la técnica de entonces ayudó a Hefesto a dotarse de autómatas de oro que ayudaban en su taller; Ovidio nos contó como Dédalo desarrolló sus alas para conseguir volar; por no citar a Horacio que expresó “exegi monumentum aere perennius” al experimentar con soportes como el pergamino y el códice que hicieron que sus pensamientos fueran eternos. 

Las muchas veces contestadas tecnologías dieron soporte, apoyo y motores imposibles a los poetas. No solo a Ovidio, Horacio y otros muchos, sino también a los que lograron acceder a aquellos “contenidos” gracias a herramientas que suponían entonces una potente revolución intelectual.

En el SXX, Alvín Tofler, en su libro “La Tercera Ola”, demostró como los cambios tecnológicos nos han ido acercando escenarios imposibles; revoluciones sociales que pasaron por encima de los que se opusieron a ellas.

En los últimos decenios pudimos asistir primero a la aparición de la computación y luego a mil aplicaciones como la robótica, el procesamiento de lenguaje natural, el reconocimiento y creación de textos, la automatización del marketing y muchos más, por no hablar del BigData. Ahora vemos que todos ellos han sido escalones para ascender en calidad de vida y efectividad de la producción. La humanidad ha utilizado estas palancas para mejorar su vida. Y eso que siempre hubo y habrá detractores, como cuando aparecieron en el campo los tractores, que algunos dijeron que acabarían con el empleo agrario; por no remontarnos a la Revolución Industrial cuando apareció el Ludismo, que aseveraba que las máquinas acabarían con el trabajo artesanal.

Pues bien, en todos estos puntuales ejemplos, las distintas técnicas y tecnologías fueron motores, difusores y democratizadoras de la cultura. Si me apuran, podríamos incluso decir que estas herramientas han sido y son un apoyo imprescindible de la poesía. Y sé que hay buena cantidad de detractores y defensores de la tradición — que por cierto entiendo más necesaria que nunca — y enunciadores de teorías que nos acercarían al holocausto intelectual. 

En estos últimos años asistimos a la eclosión y avance de la Inteligencia Artificial, otro escalón – quizás clave – de este largo camino que han ido construyendo matemáticos y filósofos, con la experiencia de la lógica matemática ya en el primer decenio del siglo XX, o de la Maquina de Turing en 1936.

Los que manejamos contenidos, los que los creamos, los que los mejoramos, los que los editamos y los que los distribuimos, asistimos a este tiempo de cambio sin esconder nuestra admiración. En las redacciones de todos los medios se han invertido horas y jornadas completas en editar contenidos de forma mecánica; en repetir y copiar textos, imágenes o videos en un trabajo que nada tiene que ver con la creación, la ideación o el diseño. 

Además, para sobrevivir en este mercado hiper competencial en el que se mueven las empresas no hay más camino que el de la rentabilidad y la efectividad. Ambos conceptos deben ser participados por periodistas y creadores. No hagamos los periodistas lo que hicimos en su día con la aparición del mismísimo Internet cuando manejaron aquel mundo complejo primero los ingenieros y luego los profesionales del marketing, para llegar al final los periodistas. El miedo se cura con el conocimiento y el temor a lo que pueda ocurrir con la Inteligencia Artificial se pasa cuando conocemos sus virtudes. No nos podrán servir ejemplos de los daños que puede ocasionar, porque cualquier otra tecnología, herramienta o avance nos ha dejado ejemplos muy negativos con su mal uso; pero nos han proporcionado un mundo mejor. El reto a los profesionales de los contenidos tiene forma de oportunidad.

Consultor de Medios

José Maria García-Lastra N.

José María García-Lastra es periodista y consultor en comunicación digital, con amplia trayectoria en la transformación de la radio y los medios audiovisuales en España. Ha trabajado en la Cadena SER, el Grupo PRISA y como asesor estratégico en innovación y modelos digitales.
José Maria García Lastra

José María García Lastra es periodista y consultor en comunicación digital, con amplia trayectoria en la transformación de la radio y los medios audiovisuales en España. Ha trabajado en la Cadena SER, el Grupo PRISA y como asesor estratégico en innovación y modelos digitales.

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