OpenAI ha lanzado Grove, un nuevo programa que se dirige a personas que aún no tienen una idea definida pero quieren crear algo con inteligencia artificial. Su singularidad está en eso precisamente: se enfoca en el momento previo a todo, antes del producto, del equipo y, a veces, incluso antes de saber qué problema se quiere resolver. Grove aparece como una invitación a explorar desde cero, en un momento donde la mayoría de las iniciativas tecnológicas exigen claridad, tracción o resultados previos.
Una incubadora para lo incipiente
El programa durará cinco semanas, con una estructura que mezcla talleres presenciales en la sede de OpenAI en San Francisco y sesiones semanales con mentores y trabajo asincrónico. La primera y la última semana son presenciales, y OpenAI cubrirá los gastos de viaje para quienes no vivan en la ciudad. En medio, habrá contenido semanal y acceso a líderes técnicos de la empresa, así como a herramientas y modelos de IA que aún no están disponibles para el público general.
El objetivo no es terminar el programa con una empresa formada, sino abrir caminos. Grove se sitúa antes de cualquier prototipo. Quiere facilitar que personas con talento y motivación puedan imaginar desde el principio qué podrían construir con IA. A diferencia de programas como Y Combinator o Techstars, que exigen al menos una idea o producto en marcha, aquí basta con tener ganas de empezar.
Promesas para quien apenas comienza
Grove ofrece acceso temprano a tecnología de vanguardia, acompañamiento por parte del equipo técnico de OpenAI y una comunidad de personas en la misma etapa. No hay inversión directa ni financiación, pero sí hay una red de apoyo que podría derivar en futuras colaboraciones o acceso a otras iniciativas, como OpenAI Startups o Pioneers.
El formulario de aplicación está abierto a perfiles muy diversos, desde quienes están en etapa pre-idea hasta quienes ya están explorando algo incipiente. No es necesario haber trabajado antes con herramientas de OpenAI ni tener conocimientos profundos en IA. El enfoque es inclusivo y busca precisamente ese momento de exploración, donde lo que falta es más importante que lo que ya se tiene.
Quiénes podrán acceder y qué se espera de ellos
El programa selecciona a unas 15 personas para su primera edición. Aunque las semanas intermedias son remotas, se exige disponibilidad para viajar a San Francisco al inicio y al cierre. La carga de trabajo semanal se estima entre cuatro y seis horas, incluyendo lecturas, tareas y sesiones de grupo. La selección será competitiva, pero no busca éxitos previos ni trayectorias brillantes, sino potencial para aprender y crear en un entorno que está aún por definirse.
Allí reside una de las tensiones del programa, su carácter inclusivo choca con la realidad logística. Viajar a Estados Unidos, aunque se cubran los costes, puede suponer un freno para personas de fuera del entorno anglosajón o con responsabilidades que impidan ausentarse durante ese tiempo. También puede generar dudas el alcance real de las mentorías o la aplicabilidad de las herramientas ofrecidas.
Lo que otros programas no cubren
OpenAI ya contaba con iniciativas para startups en fases más avanzadas. Grove es, en cambio, el punto de partida antes de cualquier hoja de ruta. Es difícil encontrar paralelos directos. Algunas universidades y fondos de innovación han empezado a ofrecer programas de «pre-incubación», pero pocos con la capacidad de atraer talento global sin pedir nada a cambio.
El acceso a tecnología avanzada, el contacto directo con líderes del sector y la posibilidad de construir desde cero en comunidad son componentes poco habituales. Lo que está en juego no es una empresa ni una inversión, sino la posibilidad de abrir un camino donde antes no había nada.