Una apuesta visual para lo cotidiano
Meta da un paso que ya muchos esperaban, unas gafas inteligentes con pantalla integrada, control gestual y una interfaz que difumina la frontera entre lo digital y lo visible. Las Ray‑Ban Display no son unas gafas de realidad aumentada completas, pero sí una señal clara de hacia dónde mira Meta en su ambición de hacer del móvil un gesto del pasado.
Qué traen y cómo se controlan
Las Ray‑Ban Display integran una micro‑pantalla a color en la lente derecha. La imagen no es permanente, aparece solo cuando el usuario la activa para consultar indicaciones, traducir textos, leer mensajes o seguir subtítulos. La interacción tampoco es tradicional, se realiza a través de la Meta Neural Band, una pulsera que capta impulsos musculares del antebrazo y los traduce en gestos digitales. Pinzar, girar la muñeca o deslizar los dedos permite ejecutar comandos sin tocar la gafa ni usar la voz.
Además de la pantalla y el control gestual, las gafas incorporan una cámara gran angular de 12 megapíxeles, cinco micrófonos y altavoces de oído abierto mejorados, similares a los del modelo Gen 2. Permiten hacer videollamadas, obtener traducción en tiempo real, escuchar música o activar funciones del asistente Meta AI. También ofrecen funciones como subtítulos automáticos, navegación paso a paso y vista previa de mensajes, gracias a su integración con los servicios de Meta.
Lo que prometen y lo que cuestan
Meta asegura que la fuga de luz de la pantalla es inferior al 2 %, lo que garantiza que lo proyectado sea prácticamente invisible desde el exterior. La gafa incluye conectividad Bluetooth y WiFi, y se sincroniza con apps como WhatsApp, Instagram, Messenger o Google Maps para notificaciones y servicios contextuales. Tiene una autonomía estimada de hasta 6 horas de uso mixto, ampliables con el estuche de carga. Estará disponible desde el 30 de septiembre en Estados Unidos y llegará a Europa a principios de 2026. El precio de salida es de 799 dólares, lo que equivale a unos 749 euros antes de impuestos.
Lo que todavía inquieta
La propuesta genera tanto interés como preguntas. Aunque la imagen sea privada, la idea de una pantalla proyectada genera dudas sobre su activación involuntaria o sobre cómo se controla lo que se muestra en espacios públicos. También hay cuestiones sobre la visibilidad real en distintas condiciones, como sol directo o lluvia, o sobre su compatibilidad con gafas graduadas. Sin el móvil cerca, muchas funciones pierden utilidad, y su precio las coloca en el rango de un móvil de gama alta, lo que obliga a justificar su valor añadido.
Cómo se comparan con lo que ya existe
Frente a las Ray‑Ban Gen 2, estas gafas introducen una capa visual que transforma el dispositivo en una interfaz más activa. Frente a las Oakley Meta Vanguard, renuncian a la resistencia y autonomía de un modelo pensado para el deporte, apostando en cambio por una experiencia más visual e integrada en el día a día. No alcanzan aún el nivel de unas gafas de realidad aumentada con entornos inmersivos, pero sí trazan una línea intermedia con un objeto cotidiano que proyecta información sin pantallas visibles.
Tecnología que apenas se nota
Las Ray‑Ban Display no son invisibles, pero quieren serlo. Su ambición es hacer que la interacción con el mundo digital no requiera pantallas externas ni gestos llamativos. Basta una mirada y un pequeño gesto muscular. El reto será comprobar si esta sutileza funciona en la calle, con sol, ruido, movimiento y sin mirar demasiado raro.
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