OpenAI ha conformado un equipo interno especializado en robótica. Su misión: diseñar algoritmos de control físico para robots, una pieza clave en el camino hacia la inteligencia artificial general (AGI). Recientemente ha incorporado ingenieros de hardware de consumo, especialistas en realidad aumentada y figuras destacadas de la investigación robótica.
¿Por qué robots humanoides?
Para OpenAI, el salto del mundo digital al físico es imprescindible. Robots humanoides funcionan como laboratorios vivos: entornos con gravedad, rozaduras y sorpresas que las simulaciones no pueden reproducir del todo. Exploran tareas cotidianas, manipulación de objetos, locomoción bípeda en terrenos irregulares: escenarios que imitan lo impredecible del mundo real.
Los desafíos de este laboratorio vivo
- Locomoción bípeda en entornos complejos: mantener el equilibrio, adaptarse al suelo irregular, moverse sin patrones fijos.
- Manipulación física: brazos y manos que interactúen con objetos reales, con precisión y adaptabilidad.
- Aprender de lo inesperado: fallos, obstáculos imprevistos, contacto con el entorno; factores que obligan a reaccionar fuera del guion.
AGI y la dimensión física
OpenAI sostiene que solo enfrentar lo físico permitirá una IA con percepción integrada, capacidad de manipular objetos y razonamiento autónomo. No se trata de un esfuerzo aislado, sino del siguiente escalón tras los modelos lingüísticos. Lo físico, dicen, introduce variables como la fricción, el desgaste y la incertidumbre, imposibles de reproducir en simulaciones puras.
Ecosistema, inversiones y colaboraciones
La empresa invierte en startups dedicadas al control motor y al aprendizaje físico, como Physical Intelligence. Tecnologías de OpenAI ya se integran en robots industriales humanoides —como los Figure 02— que no solo manipulan objetos, también conversan en tiempo real. Se informa además de negociaciones con fabricantes de hardware para acelerar prototipos propios. Algunos medios apuntan que OpenAI estudia fabricar su propio robot humanoide, en alianza con otros actores del sector.
Beneficios sociales y desafíos éticos
Posibles ventajas
- Automatización de tareas repetitivas o de riesgo, sobre todo en industria y logística.
- Apoyo en salud y cuidados, en especial para personas mayores o con movilidad reducida.
- Auxilio doméstico con tareas complejas, que hoy requieren esfuerzo humano constante.
Retos y tensiones
- Reemplazo laboral en sectores con mano de obra intensiva.
- Garantizar seguridad: ¿cómo asegurar que un robot actuará dentro de límites confiables?
- Privacidad e impacto social: qué datos usarán, quién los regula, quién responde si algo falla.
¿Dónde se sitúa OpenAI frente a otros actores?
Con este giro, OpenAI pasa de centrarse en generadores de textos y modelos digitales a comprometerse con lo físico. Esa estrategia lo coloca como competidor directo de Tesla (Optimus), Boston Dynamics o Figure. No solo refuerza la IA generativa, sino que busca probarla en contextos reales, donde el lenguaje, el movimiento y la manipulación se entrelazan.
Aunque el equipo sigue en fase embrionaria —las vacantes muestran que aún se definen objetivos y escalas—, la apuesta es clara. Altman, CEO de OpenAI, ha sugerido que el camino hacia la AGI incluye cuerpos capaces de actuar en el mundo real, no solo de procesar datos digitales.
Mirando hacia adelante
El movimiento de OpenAI abre preguntas decisivas. ¿Cómo serán las regulaciones? ¿Quién controlará los estándares de seguridad? ¿Qué trabajos cambiarán primero? Mientras la robótica humanoide avanza, lo digital deja de ser suficiente para imaginar la inteligencia. Y en ese cruce entre físico y algoritmo, se decidirá cuánto del futuro será humanoide.
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