La empresa que popularizó los modelos de lenguaje masivos, como ChatGPT, está viviendo una metamorfosis interna. Según un reportaje de The Information, OpenAI se mueve hacia una fase que recuerda a los primeros años de Facebook como plataforma: rápida, expansiva y centrada en el usuario final.. OpenAI se mueve hacia una fase que recuerda a los primeros años de Facebook como plataforma: rápida, expansiva y centrada en el usuario final. Un cambio que podría redefinir tanto su cultura como su modelo de negocio, y que plantea nuevas tensiones en el ecosistema de la inteligencia artificial.
De laboratorio a plataforma global
OpenAI está contratando a decenas de exempleados de Meta y otros gigantes tecnológicos. Según datos extraídos de LinkedIn, más de 630 personas que trabajaron en Meta ahora forman parte de la plantilla de OpenAI, lo que representaría alrededor del 20% de su equipo actual. Entre ellas está Fidji Simo, exdirectiva de Facebook e Instacart, quien ha sido nombrada responsable del negocio de aplicaciones de la empresa. La idea no es sólo mejorar productos, es transformar la organización en una plataforma de servicios masivos basada en IA.
IA para millones, no sólo para laboratorios
El nuevo enfoque busca consolidar una presencia continua en la vida cotidiana de los usuarios. Esto incluye aplicaciones propias, integraciones con sistemas operativos y nuevas formas de monetización. OpenAI parece estar transitando del modelo de investigación aplicado a uno centrado en producto, con métricas de retención, actualizaciones constantes y optimización del uso diario.
Datos, métricas y experiencia de usuario
Este cambio implica un uso mucho más intensivo de datos generados por los propios usuarios. El tipo de información que interesa ya no es sólo textual o estructurada, sino comportamental, cómo se interactúa con la IA, cuándo, con qué frecuencia. Esto permite refinar el producto, pero también lo acerca a lógicas propias de las redes sociales, donde la experiencia se ajusta en función del comportamiento y no sólo del contenido.
La tensión entre escala y responsabilidad
El crecimiento de OpenAI como plataforma plantea dilemas conocidos: ¿puede una empresa mantener un compromiso serio con la seguridad de la IA mientras acelera su despliegue global? Algunas voces internas ya muestran preocupación por la llegada masiva de talento con cultura empresarial centrada en la optimización del engagement, según recoge una publicación en Techmeme citando a empleados de OpenAI. Se teme que se pierdan los equilibrios entre cautela tecnológica y presión de mercado. Además, informes como el de Digiday plantean que si la monetización futura pasa por publicidad o modelos de suscripción, surgirán nuevas cuestiones sobre privacidad, dependencia y uso de datos.
Ecosistema propio, modelo ajeno
La comparación con Meta no es gratuita. Facebook también empezó como una herramienta experimental y acabó como plataforma hegemónica. OpenAI podría estar siguiendo un camino paralelo, adaptando para la IA una estrategia de plataforma que ya ha sido probada en redes sociales. La diferencia es que aquí no se trata sólo de compartir fotos o mensajes, sino de interactuar con sistemas que aprenden, generan contenido y median en decisiones diarias.
Una transición que interpela
Lo que está en juego no es sólo la evolución de una empresa, sino cómo se construye el futuro de la inteligencia artificial en manos privadas. OpenAI, nacida como organización sin ánimo de lucro, se transforma ahora en una firma con ambiciones de escala planetaria. La pregunta es si este nuevo rumbo podrá conciliar velocidad y responsabilidad, negocio y transparencia, sin repetir los errores de las plataformas que vinieron antes.
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