Desde noviembre, los profesores de primaria y secundaria en Estados Unidos tienen acceso gratuito a una versión avanzada de ChatGPT. El anuncio, discreto pero significativo, plantea un nuevo escenario en la relación entre inteligencia artificial y educación.
Introducing ChatGPT for Teachers—a secure ChatGPT workspace built for educators, with admin controls and compliance support for school and district leaders.
Free for verified U.S. K–12 educators through June 2027. pic.twitter.com/0XnZhR2wM6
— OpenAI (@OpenAI) November 19, 2025
Un acceso especial, sin coste y con condiciones
OpenAI ha lanzado «ChatGPT for Teachers», una iniciativa que permite a docentes verificados utilizar la versión más avanzada del sistema, GPT-4 (concretamente, GPT-4-turbo), sin coste hasta junio de 2027. El acceso incluye herramientas que normalmente forman parte del plan de pago como creación de archivos personalizados, uso de documentos en distintos formatos, integración con Google Drive y Canva, y posibilidad de subir documentos para generar resúsmenes o actividades. Para acceder, los docentes deben verificar su identidad mediante un proceso sencillo que cruza datos con una base educativa. La versión está pensada para su uso individual, pero también contempla escenarios de formación institucional, lo que ha despertado interés entre administraciones escolares.
Herramienta pedagógica, no oráculo
OpenAI insiste en que esta versión está diseñada para apoyar, no sustituir. La idea es que el profesorado utilice ChatGPT como asistente para preparar clases, revisar materiales, generar ideas adaptadas al nivel de sus estudiantes o incluso crear planes de estudio personalizados. El sistema permite también cargar textos de los alumnos y sugerir mejoras, aunque con la advertencia clara de que el juicio humano sigue siendo insustituible. La plataforma incluye indicaciones específicas sobre cómo introducir la IA en el aula con criterios de responsabilidad y transparencia. Para eso, OpenAI ha publicado una guía orientativa con ejemplos de uso, advertencias sobre limitaciones del sistema y una sección de preguntas frecuentes centradas en la educación.
Datos personales y privacidad: una frontera sensible
Uno de los puntos centrales de la propuesta es la gestión de datos. OpenAI asegura que no se utilizan las conversaciones de los docentes para entrenar sus modelos. Además, la versión educativa cumple con la normativa FERPA (Family Educational Rights and Privacy Act), que regula el uso de datos de estudiantes en EE. UU. En entornos donde la privacidad es un valor clave, estas garantías son un factor de decisión. Sin embargo, aún no existe una versión específica para menores de 13 años, por lo que el uso en el aula requiere cautela y supervisión directa.
Una carrera entre plataformas
Google, Microsoft y otras grandes tecnológicas también están desplegando soluciones educativas con funciones de IA generativa. En algunos casos, integradas directamente en entornos conocidos como Google Classroom o Microsoft Teams. La propuesta de OpenAI se diferencia por centrarse en el profesorado como usuario principal, no en los alumnos. Esa elección reduce riesgos inmediatos y posiciona la herramienta como un apoyo profesional, más que como un producto de consumo masivo.
Una promesa con fecha de caducidad
La gratuidad está garantizada hasta junio de 2027. Después, no se ha especificado si habrá una renovación o si pasará a ser un servicio de pago. Mientras tanto, miles de docentes ya están explorando sus posibilidades. Algunos para generar recursos más rápido. Otros para entender qué papel puede tener una IA en una profesión que, hasta ahora, siempre se ha definido por la relación humana.
Abre un paréntesis en tus rutinas. Suscríbete a nuestra newsletter y ponte al día en tecnología, IA y medios de comunicación.