Esta semana, dos de los nombres más visibles del mundo de la inteligencia artificial han lanzado sus propias apuestas para revolucionar las compras online. Por un lado, Perplexity Shopping, con un asistente conversacional integrado directamente en su buscador. Por otro, ChatGPT, que estrena Shopping Research, una función que lo convierte en un asistente de compras personalizado. Ambos llegan en plena campaña de Black Friday y prometen una temporada navideña en la que la IA no solo informa, también sugiere, filtra y prioriza.
Una compra guiada por conversación
Con Perplexity Shopping ya no hace falta recorrer catálogos. Basta escribir una frase: “busco una chaqueta ligera para clima húmedo”. La IA responde con sugerencias adaptadas, ajusta los resultados si se afinan criterios, y permite completar la compra sin salir de la interfaz, gracias a una integración directa con PayPal.
ChatGPT, por su parte, adopta un enfoque de asesor. Tras describir lo que se busca —una aspiradora silenciosa, un regalo para un niño, un portátil para trabajar—, el sistema lanza preguntas para acotar opciones. Luego genera una guía de compra personalizada con comparativas, puntos a favor y en contra, y enlaces externos. El objetivo es reducir la maraña de reseñas, foros y comparadores.
Datos, contexto y una promesa de neutralidad
Ambas herramientas combinan información de sitios de comercio con los criterios del usuario. En el caso de ChatGPT, OpenAI asegura que se usa un modelo optimizado para investigación profunda, que analiza reseñas y precios recientes para ofrecer un informe razonado. Además, señalan que no hay enlaces patrocinados ni comisiones: la promesa es neutralidad.
Perplexity también afirma no priorizar resultados comerciales y centrarse en la relevancia. En ambos casos, se trata de trasladar al buscador conversacional una experiencia que antes estaba repartida entre foros, buscadores, vídeos y tiendas.
Las decisiones que toma el algoritmo
Este cambio abre nuevas preguntas. La más inmediata: ¿qué criterios usa la IA para mostrar primero ciertos productos? Aunque se promete neutralidad, el orden de los resultados y la forma en que se presentan pueden tener un impacto real en la decisión final.
También hay dudas sobre la fiabilidad. Ni precios ni disponibilidad están garantizados; ambas plataformas recomiendan comprobar siempre en el sitio de origen. Y, por último, la cuestión del rol del comprador: ¿seguimos comparando y decidiendo, o dejamos que un algoritmo elija por nosotros?
Del laboratorio al carrito de compras
La idea de una búsqueda conversacional de productos ya existía en entornos académicos. Modelos como ConvPS proponían asistentes que preguntan, aclaran, interpretan preferencias y sugieren productos en diálogos iterativos. Lo nuevo es que ahora estas lógicas llegan al gran público, integradas en plataformas de uso masivo y listas para operar en plena temporada alta de consumo.
Una frase bien formulada puede cambiar la compra
Queda en manos del usuario decidir si delega parte del proceso de compra en una IA. La promesa es ahorrar tiempo, reducir ruido y recibir recomendaciones ajustadas. Pero también cambia la forma en que se compra: ahora, todo empieza con una frase. Y de su precisión dependerá en gran parte la calidad del resultado.
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