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Desde esta semana, los desarrolladores ya pueden enviar sus propias aplicaciones para ser publicadas dentro de ChatGPT. No se trata solo de una nueva función, sino de un cambio de rumbo dónde OpenAI transforma su asistente conversacional en una plataforma donde otras herramientas pueden operar sin salir del chat.

El chat como sistema operativo

Durante el DevDay, OpenAI presentó el concepto de «apps para ChatGPT», pequeñas herramientas que se integran directamente en las conversaciones. Ahora, esta idea toma forma con la apertura oficial del directorio de aplicaciones, accesible desde el menú de herramientas del asistente o desde chatgpt.com/apps. Cualquier desarrollador puede crear una app, enviarla a revisión y, si cumple con los requisitos, publicarla para que esté disponible a millones de usuarios.

Las aplicaciones pueden realizar acciones específicas dentro del diálogo, como transformar un esquema en una presentación, hacer reservas o sugerir una compra. El usuario puede invocarlas escribiendo «@» seguido del nombre, seleccionarlas desde el menú o incluso recibir sugerencias automáticas según el contexto de la conversación.

Herramientas con acento conversacional

OpenAI ofrece varios recursos para facilitar el desarrollo: una biblioteca de interfaces nativas de chat en código abierto, guías de buenas prácticas y un SDK en fase beta. El objetivo es que las aplicaciones no sean simples integraciones, sino experiencias fluidas dentro del flujo natural de una conversación. El proceso de publicación incluye una revisión técnica y editorial. Las aplicaciones deben ser claras, intuitivas y útiles. Aquellas que aporten mayor valor o despierten el interés de los usuarios podrían aparecer destacadas o ser recomendadas automáticamente por el sistema.

Qué se comparte y quién decide

Cada aplicación debe incluir una política de privacidad transparente y explicar qué datos necesita para funcionar. Antes de conectar con una app, el usuario recibe un resumen de qué información se compartirá y con qué fin. También puede decidir si permite el acceso a sus conversaciones anteriores o a la memoria personalizada del asistente. En cualquier momento, puede desconectar una app y revocar todos los permisos.

La plataforma de revisión exige que las apps sean apropiadas para todo tipo de públicos y que respeten las políticas de uso de OpenAI y los términos de terceros si acceden a contenidos externos. Esta normativa busca evitar abusos y proteger la experiencia del usuario.

La tienda que no parece tienda

Por ahora, el modelo no incluye pagos directos dentro del chat. Algunas aplicaciones pueden enlazar con webs externas para finalizar una compra o contratar un servicio, pero OpenAI aún no habilita monetización directa desde su plataforma. No obstante, ya ha adelantado que explorará otras formas de retribución para desarrolladores, incluidas las que implican productos digitales.

Este ecosistema recuerda a una tienda de aplicaciones, pero sin parecerlo. No hay descargas ni instalaciones. Todo ocurre dentro del mismo entorno conversacional, como si el chat fuese el sistema operativo. La metáfora no es casual. OpenAI da un paso más hacia la creación de una interfaz universal donde hablar es también ejecutar.

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