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Anna Giralt Gris es cofundadora de Artefacto junto a Jorge Caballero, un centro de investigación, producción e innovación en cine y tecnología que en sus palabras: «investigamos cómo, sobre todo últimamente, la inteligencia artificial modela y modifica el acto cinematográfico». Su recorrido parte del documental interactivo en 2011, pasó por la realidad virtual y aumentada, y desde 2017 se centra en cómo la inteligencia artificial transforma la narrativa audiovisual. Y en el marco del Mecal 360º tuvimos la oportunidad de hablar con ella después de su charla sobre el proceso de la creación narrativa audiovisual con IA.

Un museo de IA que cruza fronteras

El hilo conector de la charla fue la explicación del proceso de Membrana, inspirado en la novela de Jorge Carrión, y proyecto que les ha colocado en el marco internacional. La obra imagina un museo creado por inteligencias artificiales que miran a la humanidad desde fuera. Artefacto lo convirtió en una serie piloto que pronto evolucionó hacia una pieza experimental. Y ahora son finalistas del Lumen Prize, uno de los premios europeos más prestigiosos de arte digital.

Una lógica que no es automática

En la entrevista, Giralt insistió en que cada proyecto tiene que justificar el uso de IA. «Es una tecnología lo suficientemente importante, y más en el momento sociopolítico que vivimos ahora, como para saber que, si se usa, tenga que tener sentido. Cada proyecto puede requerirla o no. Lo que no tiene sentido es usarla de manera automática». Y defendió la complejidad del proceso: «No es apretar un botón que te saca algo. Existe la narrativa de que es mágica, pero realmente es un proceso largo y con muchas horas de trabajo». Para ella, la clave está en entender la IA como un instrumento más, que requiere la intervención y el criterio humano.

Entre la amenaza y la oportunidad

La percepción social oscila entre el entusiasmo y el temor. «Sí que es cierto que se percibe como una amenaza. Empiezan a aparecer prohibiciones, como las ayudas de guion, donde se vetaba su uso más allá de un porcentaje. Nosotros pensamos que antes de prohibir hay que dialogar y establecer guías claras desde el propio sector«, defendió. Recordó la huelga de guionistas y actores en Estados Unidos como ejemplo de negociación colectiva frente al avance tecnológico. Y matizó: «Matar el oficio no lo va a matar, la historia nos demuestra que no, seguimos teniendo radio, haciendo fotografías en analógica… Transformar la industria y las maneras en que trabajamos, seguro. Y va a hacer cambiar las habilidades que necesitamos adquirir».

Ética y brújula moral

También puso mucho énfasis en la dimensión ética. «Nosotros podemos decidir usar la IA o no, elegir modelos más responsables, evitar generar millones de imágenes que sabemos que tienen un costo medioambiental. La brújula moral tiene que ser la misma de siempre«, subrayó Giralt. Y señaló la importancia de la transparencia: «En nuestro equipo registramos cada imagen generada para poder acreditar su origen en caso de litigio. La transparencia es parte de nuestra manera de trabajar».

Un presente en movimiento

Sobre el futuro, se muestra cauta: «Es muy difícil hacer de oráculo porque todo cambia demasiado rápido». Prefiere mirar al presente: «Ya existen producciones hechas al cien por cien con IA, aunque circulen más en festivales que en canales tradicionales». Y añadió: «Creo que veremos cada vez más integración, desde grandes producciones hasta trabajos independientes. La cuestión es cómo nos adaptamos y cómo conseguimos que esta tecnología genere más calidad de vida y mejores puestos de trabajo».

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