Apple siempre ha tenido una magia especial. Y esta es la que ha contribuido a que el señor Cook haya tenido muchas pagas extras de navidad propiciadas por mi bolsillo. Pero del mismo modo que mi casa parece una frutería de tanta manzana, también he de ser crítico con lo que creo que no funciona ni con ruedas.
Apple Intelligence me ha decepcionado. Cierto es que hay funciones que me han estallado la cabeza —como hacer una copia de seguridad de mi voz—. Pero en el día a día, lo más productivo que hago es pedirle a Siri que me ponga temporizadores. Si tenemos en cuenta que aposté por un iPhone 15 Pro Max para, entre otras, sacarle jugo a la IA de Apple, aquí me confieso: he sustituido a Siri por Perplexity y estoy contando los días para que integren a Gemini dentro de su ecosistema.
Perplexity me ofrece lo que Apple no: informaciones precisas, búsquedas “sesudas” para mis reportajes, notas de prensa y piezas de divulgación. Me ofrece datos y una interfaz con la que me puedo manejar —Perplexity Discover funciona muy bien y resume las noticias de una forma increíble, os recomiendo probarla—, además de una presentación de los resultados exquisita.
¿Apple Intelligence? Bueno. AutoMix de Apple Music es divertido. Los emojis de Playground son resultones y poco más. No acabo de entender por qué sigue en Beta. Tampoco acabo de entender —ni como consumidor ni como periodista— qué aplicaciones reales va a tener. Solamente que “Apple Intelligence va a cambiar el paradigma del iPhone tal y como lo conocemos”, de acuerdo con la propia compañía. Pero concretadme algo, por favor.
Por el momento agradezco que el botón Acción del teléfono sea personalizable. Lo pulso y se abre mi asistente de IA favorito y por defecto: Perplexity. Por otra parte, la ineficiencia de Apple Intelligence demostrada hasta la fecha me ha dejado perplejo. Pero bueno, tengo el consuelo de que no hay mal que cien años dure.