“Lo hicimos en 120 días. Nadie nos creyó”, escribió Igor Babuschkin en X el día de su despedida, acompañado de una foto del servidor ‘Memphis’ en pleno funcionamiento. Babuschkin, anunció que deja xAI, la empresa de inteligencia artificial que fundó junto a Elon Musk, para lanzar un nuevo proyecto: Babuschkin Ventures, un fondo dedicado a la seguridad en IA y al apoyo a sistemas que “ayuden a la humanidad y descifren el universo”.
Su despedida no fue amarga. Al contrario. Fue casi un manifiesto agradecido, técnico, ambicioso. Como si el trabajo en xAI hubiera sido solo el prólogo.
Una escena, una madrugada, un error de red
La historia la cuenta él mismo. Una noche, en plena crisis técnica, Elon Musk apareció en el centro de datos. Literalmente. Se arremangó y se sentó con el equipo a resolver el problema. Eran las cuatro y veinte de la madrugada. Cuando lo arreglaron, Musk lo celebró con un post que ahora flota en los servidores de X.
Así trabajaban en xAI. Con fallos, cables, turnos largos y resultados que iban del escepticismo externo al récord técnico. Babuschkin lideró la ingeniería, definió la infraestructura, impulsó el entrenamiento del modelo y, de paso, alimentó la narrativa de una IA construida con prisa, pero con propósito.
La pregunta ya no es “cómo se hace”, sino “para qué sirve”
Su nuevo rumbo responde a otra inquietud. Durante una conversación con Max Tegmark —físico y fundador del Future of Life Institute— la pregunta cambió. Ya no se trataba solo de qué puede hacer una IA, sino de qué consecuencias tiene eso para las próximas generaciones. De ahí nació Babuschkin Ventures: un fondo de inversión que no busca otro modelo más potente, sino formas más seguras de construirlos.
Financiará investigación en sistemas autónomos (los llamados agentic systems) y en tecnologías que beneficien directamente a la sociedad, más allá de métricas o crecimiento de usuarios.
Un cambio en medio de turbulencias
Su marcha llega en un momento delicado para xAI. En las últimas semanas, la plataforma Grok —el asistente con IA integrado en X— ha generado titulares por razones incómodas: mensajes antisemitas, citas textuales de Musk disfrazadas de respuestas objetivas, e incluso vídeos sintéticos con figuras públicas desnudas, como Taylor Swift.
A eso se suma la renuncia del jefe legal Robert Keele y la salida de Linda Yaccarino como CEO de X. Un goteo constante de cambios que deja preguntas sobre el rumbo del ecosistema de Musk, justo cuando se enfrenta a la competencia de OpenAI, Anthropic o Google DeepMind.
No se va, se desplaza
Babuschkin no abandona la inteligencia artificial. La mira desde otro ángulo. Como quien, después de construir una carretera a toda velocidad, se detiene para pensar qué tipo de coches la cruzarán, quién los conducirá y a dónde irán. De la ingeniería al cuidado. Del modelo al impacto.
No parece un gesto solitario. Si algo marca este movimiento es el contexto, más allá de la potencia, la IA de 2025 empieza a ser juzgada también por su dirección. Y quienes la construyeron desde dentro, como Babuschkin, están tomando nota.
Abre un paréntesis en tus rutinas. Suscríbete a nuestra newsletter y ponte al día en tecnología, IA y medios de comunicación.