La empresa tecnológica militar Anduril Industries ha presentado EagleEye, un sistema modular que integra inteligencia artificial, conectividad de mando y pantallas de realidad aumentada directamente en el casco del soldado. Un avance que busca convertir cada combatiente en un nodo digital dentro del campo de batalla, capaz de ver, decidir y coordinar sin quitarse el casco.
Un casco que piensa, ve y coordina
EagleEye no es un solo dispositivo, sino una familia conectada: casco, visor y gafas intercambiables que se comunican entre sí. La pantalla frontal proyecta datos clave directamente sobre la vista del usuario, ya sea de día con transparencia o de noche con visión digital. Desde ahí, el soldado puede recibir órdenes, ver la posición de aliados, detectar amenazas y controlar vehículos no tripulados. Todo esto se gestiona a través de Lattice, la red táctica de Anduril potenciada con IA.
Lo que promete: visión y decisión en tiempo real
Tres promesas sostienen el discurso de EagleEye: anticipación visual, mando distribuido y menor carga operativa. La visión aumentada permite detectar primero; el sistema de mando digitaliza la coordinación táctica desde el terreno; y el diseño ergonómico busca reducir la fatiga en operaciones prolongadas. La inteligencia artificial integrada interpreta datos del entorno para asistir en la toma de decisiones tácticas con rapidez y precisión.
Qué datos circulan bajo el casco
El sistema procesa múltiples flujos en paralelo desde posición GPS de aliados, a video en tiempo real, mapas 3D del entorno, sensores de audio y radiofrecuencia. Estos datos se integran y presentan en el visor para facilitar decisiones rápidas. La IA filtra y jerarquiza la información para evitar saturación. Además, está diseñado para operar en entornos sin conectividad estable —zonas con comunicaciones denegadas, degradadas o intermitentes— gracias a una arquitectura resiliente.
La línea fina entre ayuda y sobrecarga
El salto tecnológico también genera tensiones. Una es la autonomía: ¿qué ocurre cuando un sistema de IA propone acciones en tiempo real? Otra es la sobrecarga cognitiva: sumar información en un entorno ya estresante puede confundir más que ayudar. Y luego está la ciberseguridad: cuanto más conectado está el casco, más expuesto queda el soldado a interferencias o ataques. La capacidad de la IA para interpretar y responder también plantea dilemas éticos sobre la delegación de decisiones críticas.
Herencias de otros fracasos
EagleEye toma el relevo de intentos previos como el IVAS del ejército estadounidense, criticado por su escasa ergonomía. Esta vez, Anduril se apoya en socios como Gentex Corporation y en tecnologías derivadas del sector comercial, con Meta entre los colaboradores. La IA aplicada a combate directo no es nueva, pero este dispositivo la hace portátil, persistente y personalizada. Esa mezcla de defensa e innovación civil define un nuevo tipo de soldado, entrenado para disparar, pero también para procesar datos.
La mente bajo el casco
El casco ya no es solo una coraza. Ahora también es pantalla, antena y asistente digital. Pero el salto no es solo técnico. EagleEye transforma la experiencia del combate al convertir al soldado en operador de una interfaz. Lo que queda por ver es si, al ampliar la visión, no se estrecha la capacidad de decidir por uno mismo. La IA asiste, pero no sustituye, el dilema está en cuánto ceder y cuándo desconfiar.
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