Parecía resuelto. Anthropic, una de las startups más sonadas del sector IA, había alcanzado un acuerdo histórico con los autores que la acusaban de usar libros piratas para entrenar sus modelos. Pero un juez federal ha puesto el freno. No por el fondo, sino por las formas.
Claude, alimentado con libros robados
Claude, el modelo estrella de Anthropic, se formó leyendo de todo. También libros obtenidos en sitios como Library Genesis o PiLiMi, plataformas donde el acceso gratuito convive con la vulneración sistemática del copyright. Esa práctica dio pie a una demanda colectiva.
En junio, el juez William Alsup aceptó que entrenar modelos con libros comprados podía considerarse «uso justo». Pero para los ejemplares piratas, no habría excusa, esa parte del caso debía llegar a juicio.
Una propuesta generosa, pero opaca
El acuerdo firmado en septiembre prometía cerrar esa herida donde Anthropic ofrecía 1.500 millones de dólares para compensar a los autores. 3.000 dólares por cada uno de los 500.000 libros implicados. Si aparecían más, el fondo crecería.
También se incluía la destrucción de las copias pirata y de cualquier derivado. El pacto era ambicioso, pero no blindaba futuros usos de esos contenidos ni garantizaba derechos sobre nuevas versiones del modelo. Cubría lo que ya se sabía, no lo que podría venir.
Números, nombres y una lista pendiente
Alsup no se opuso al acuerdo por la suma, sino por su falta de transparencia. Preguntó lo obvio: ¿qué libros? ¿qué autores? ¿cómo sabrán que pueden reclamar? ¿Quién les avisará? ¿Qué deberán demostrar? Pidó una lista completa antes del 15 de septiembre. Y una guía para reclamaciones antes del 22. Hasta entonces, no hay acuerdo que valga.
Un juez, una frase y una fractura
«Lo forzaron garganta abajo». Así lo expresó el juez Alsup durante la audiencia. No cuestionaba el contenido del acuerdo ni a quienes lo firmaron —de hecho, tanto la Authors Guild como la Asociación de Editores de Estados Unidos lo apoyaban—, sino el proceso: la falta de claridad sobre cuántos autores estarían cubiertos, cómo serían notificados y qué garantías tendrían para reclamar su parte.
La opinión de los autores
Desde el otro lado, los representantes de los autores defendieron el acuerdo como una salida realista y necesaria. Argumentan que, ante la dificultad de identificar cada uso concreto y el altísimo coste de un juicio completo, este pacto representa un avance sin precedentes para proteger la autoría en la era de la inteligencia artificial. Según la Authors Guild, el fondo no lo resuelve todo, pero abre una vía concreta de compensación, cosa que hasta ahora no existía.
Una pausa que lo cambia todo
Si el pacto fracasa, Anthropic podría enfrentarse a pérdidas que superarían el billón de dólares. Es lo que apuntan medios como el Financial Times. Pero por ahora, no hay marcha atrás. La próxima audiencia está fijada para el 25 de septiembre. Hasta entonces, el acuerdo queda en suspenso.
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