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Un mercado millonario acechado por la sombra del engaño

El mundo del arte, custodio de la creatividad y el ingenio humano, enfrenta una amenaza tan antigua como el propio arte: la falsificación. Se estima que un porcentaje alarmante de obras en circulación podrían no ser auténticas, generando no solo pérdidas económicas astronómicas en un mercado global de miles de millones, sino también una distorsión irreparable de la historia del arte y la confianza pública. Durante décadas, la batalla contra este fraude se ha librado con las armas del conocimiento experto –el ojo entrenado del connoisseur–, la meticulosa investigación de la procedencia y el análisis científico de los materiales. Hoy, una nueva herramienta revolucionaria se suma a este arsenal: la inteligencia artificial (IA). Instituciones de investigación y empresas especializadas están comenzando a emplear algoritmos avanzados para escrutar las obras de arte con una profundidad sin precedentes, prometiendo un futuro donde la autenticidad pueda defenderse con mayor certeza. Pero ¿cómo puede un código informático discernir la genialidad de un maestro de la astucia de un falsificador? A continuación, exploramos cómo la IA se está convirtiendo en un «detective digital» para el patrimonio artístico.

IA al servicio del arte: “huellas dactilares” digitales contra el fraude

Inspeccionar una pintura en busca de indicios de falsificación es una tarea importante y muy laboriosa. El ojo humano, por muy experto que sea, puede pasar por alto detalles minúsculos o ser influenciado por sesgos subjetivos. Aquí es donde la visión por computadora y el aprendizaje automático entran en juego. Utilizando algoritmos de IA, los investigadores pueden analizar imágenes de alta resolución de las obras, descomponiéndolas en miles de características. 

Recreración de un proceso de escaneado

Las Redes Neuronales Convolucionales (CNNs), por ejemplo, son capaces de examinar las pinceladas con una precisión microscópica, casi «a nivel de cerda», identificando patrones únicos en la presión, dirección y superposición de los trazos que constituyen en cierta manera la «huella dactilar» de un artista. Estos sistemas se «entrenan» con vastas bases de datos de obras auténticas y falsificaciones conocidas, aprendiendo a distinguir los matices estilísticos de cada creador. De esta manera, la IA actúa como una lupa digital incansable, capaz de procesar y comparar información visual a una escala y velocidad imposibles para el ser humano, detectando anomalías que podrían revelar una mano ajena.

Algoritmos que «aprenden» el estilo del maestro: autenticación predictiva

Además de analizar la superficie visible, la IA puede «aprender» la esencia del estilo de un artista para predecir la probabilidad de que una obra sea auténtica. Empresas como la suiza Art Recognition alimentan sus modelos de aprendizaje automático con cientos o incluso miles de imágenes de un artista específico, como los muchos centenares utilizadas para Cézanne, y ejemplos de falsificaciones. 

Los algoritmos no solo examinan pinceladas, sino también la composición, la paleta de colores y la estructura de los objetos. En un caso reciente, esta tecnología identificó en eBay posibles falsificaciones de Monet y Renoir, asignándoles una probabilidad de autenticidad casi nula. Del mismo modo, el análisis de la obra «Sansón y Dalila» de la National Gallery, atribuida a Rubens, arrojó una probabilidad del 91% de no ser auténtica, avivando un debate histórico. Estos sistemas pueden incluso distinguir entre manos muy similares, como en el caso de Canaletto y su sobrino Bellotto, donde la IA de Hephaestus Analytical alcanzó una precisión del 98.2% al identificar diferencias sutiles en la presión de las pinceladas Esta capacidad predictiva ofrece una herramienta cuantitativa que, si bien no reemplaza al experto, le proporciona un poderoso indicio basado en datos.

Más allá de la pincelada: análisis multiespectral y de materiales

La IA también potencia el análisis científico tradicional. Combinada con técnicas como la imagen hiperespectral o la reflectografía infrarroja, puede ayudar a desvelar capas ocultas bajo la pintura, como dibujos subyacentes (pentimenti) o repintes posteriores. Los algoritmos pueden procesar los ingentes datos generados por estos escáneres para identificar pigmentos anacrónicos (por ejemplo, un pigmento sintético en una obra supuestamente del siglo XVII) o analizar los patrones de craquelado (las finas grietas de la pintura) para determinar si el envejecimiento es natural o artificial, un área de investigación clave del proyecto europeo ARTDETECT. 

Incluso la investigación de la procedencia se beneficia, con Modelos de Lenguaje Grandes (LLMs) que pueden analizar documentos históricos, catálogos de subastas y archivos para rastrear el historial de una obra y detectar inconsistencias. Además, tecnologías como blockchain se están utilizando para crear certificados de autenticidad digitales e inmutables, añadiendo una capa de seguridad al historial de la obra.

Ventajas frente a los métodos tradicionales y el desafío de los datos

La incorporación de la inteligencia artificial en la autenticación artística ofrece numerosas ventajas. En primer lugar, la objetividad potencial: aunque el diseño del algoritmo puede tener sesgos, su análisis se basa en datos cuantificables, reduciendo la subjetividad inherente al connoisseurship. 

En segundo lugar, la velocidad y escalabilidad: la IA puede analizar una obra en cuestión de horas o días, y procesar grandes volúmenes de imágenes, algo crucial para plataformas online o grandes colecciones. Además, el análisis puede realizarse a partir de fotografías de alta resolución, eliminando en una primera fase la necesidad de transportar físicamente obras valiosas y frágiles. Sin embargo, la IA no está exenta de limitaciones. Su eficacia depende críticamente de la calidad y cantidad de los datos de entrenamiento. Se necesitan vastas y bien curadas bases de datos de obras auténticas y falsificaciones confirmadas para cada artista, un recurso a menudo escaso. Además, los falsificadores sofisticados están constantemente evolucionando y podrían, en teoría, intentar «engañar» a los algoritmos si conocen sus parámetros. 

Un vistazo al futuro: IA, arte y la búsqueda de la verdad

El uso de la IA en la autenticación de arte es un campo en plena efervescencia. Ya se están explorando aplicaciones como el análisis 3D de la topografía de las pinceladas para obtener una «huella dactilar» aún más precisa del artista, como investiga la Case Western Reserve University. Se vislumbran sistemas capaces de detectar falsificaciones generadas por otras IA, un nuevo frente en esta «carrera armamentística» tecnológica. Proyectos como Amadeo AR en Portugal ya combinan IA con Realidad Aumentada para permitir a los visitantes de museos visualizar análisis de pigmentos superpuestos en las obras en tiempo real, enriqueciendo la experiencia educativa. A medida que los algoritmos se vuelven más sofisticados y las bases de datos más completas, es probable que la IA se convierta en una herramienta estándar en el proceso de diligencia debida de casas de subastas, galerías y museos. No obstante, el consenso es claro: la IA no busca suplantar la insustituible experiencia de historiadores del arte, conservadores y científicos, sino ampliar sus capacidades, ofreciendo una nueva perspectiva analítica.

Tradición e innovación de la mano para proteger el arte

La alianza entre la milenaria tradición del estudio del arte y la vanguardia de la inteligencia artificial puede parecer sorprendente, pero está demostrando ser extraordinariamente fructífera. Gracias a la colaboración entre investigadores, empresas tecnológicas y el mundo del arte, hoy contamos con herramientas más poderosas para proteger nuestro patrimonio cultural de la lacra de la falsificación. Los métodos de IA, desde el análisis microscópico de pinceladas hasta la verificación de la procedencia mediante blockchain, se están convirtiendo en nuevos «guardianes» de la autenticidad, capaces de detectar indicios de engaño con una precisión y velocidad asombrosas. 

El impacto de estas tecnologías trasciende los casos individuales; marca un antes y un después en cómo abordamos la validación y preservación de la integridad artística. Si bien el juicio final sobre la autenticidad de una obra seguirá probablemente en manos de expertos humanos, la IA se erige como un aliado indispensable que, con su ojo digital, nos ayuda a ver el arte –y sus imitaciones– con una claridad nunca antes imaginada, asegurando que el verdadero legado de los grandes maestros perdure intacto para las futuras generaciones.

Doctor Ingeniero en Telecomunicaciones por la Universidad Politécnica de Catalunya y MBA en ESADE

Pere Vila Fumás

Actualmente, es mentor en la adopción de tecnologías de IA en la industria.

Doctor Ingeniero en Telecomunicaciones por la Universidad Politécnica de Catalunya y MBA en ESADE. Actualmente es mentor en la adopción de tecnologías de IA en la industria.
Pere Vila Fumas

Doctor Ingeniero en Telecomunicaciones por la Universidad Politécnica de Catalunya y MBA en ESADE. Actualmente es mentor en la adopción de tecnologías de IA en la industria.

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