La empresa de inteligencia artificial ElevenLabs ha lanzado el Iconic Voice Marketplace, una plataforma que permite licenciar voces de personalidades reconocidas —vivas o fallecidas— para usos comerciales y creativos. El movimiento abre una nueva etapa en la relación entre tecnología, derechos de imagen y producción de contenido, donde la voz deja de ser un rasgo humano efímero para convertirse en activo digital gestionable.
De texto a voz con firma reconocible
El corazón tecnológico del Marketplace es un sistema de síntesis vocal (text-to-speech) que recrea timbre, acento y estilo de una voz humana con gran fidelidad. Los usuarios acceden al catálogo de voces disponibles, eligen una y envían una solicitud de licencia, detallando formato, uso previsto y territorio. Si el titular de derechos acepta, se firma un acuerdo y la voz queda habilitada para su integración en el proyecto.
Una promesa con voz propia
La propuesta de ElevenLabs no se limita a clonar voces, plantea un mercado regulado donde las voces icónicas se conviertan en herramientas creativas licenciadas con consentimiento. Actores como Michael Caine ya forman parte del programa, permitiendo que estudios o marcas puedan utilizar su voz digital para narraciones, publicidad, videojuegos o cine. Todo bajo condiciones pactadas previamente.
Datos, grabaciones y autorizaciones
La generación de estas voces parte de dos tipos de materiales: grabaciones actuales del propio titular, si está vivo, o archivos históricos si se trata de una figura fallecida. En ambos casos, la premisa es el consentimiento. Cada uso comercial requiere aprobación directa del titular o su representante, lo que busca evitar usos espurios o no autorizados.
Voces sintéticas, dilemas reales
El avance plantea varias tensiones. La primera, los límites entre homenaje, explotación y suplantación. Aunque el modelo exige autorización, la posibilidad de usar voces de figuras históricas abre preguntas sobre el control póstumo de la imagen y el legado. La segunda, el impacto en la industria de locutores y actores de voz, que podrían ver desplazados ciertos encargos por «voces icónicas» licenciadas. Y la tercera, el riesgo de imitaciones no autorizadas o deepfakes que erosionen la confianza en el medio sonoro.
Un mercado con referencias
ElevenLabs no está sola. En los últimos años, empresas como Respeecher o Descript han trabajado en tecnologías similares. Lo que distingue a esta propuesta es su modelo de licencia performer-first, prioriza al titular de la voz como eje de la negociación. Algunos analistas ven en este movimiento el germen de una nueva economía de voces, donde la identidad sonora se convierte en un bien con valor legal y comercial.
La voz como legado
El Iconic Voice Marketplace abre un escenario inédito, la posibilidad de que una voz continúe contando historias mucho después de haber callado. La tecnología está lista, los acuerdos también. Ahora queda en manos de creadores, plataformas y oyentes decidir qué hacer con esa posibilidad, qué voz usar, con qué historia y bajo qué condiciones.
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