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Google ha empezado a desplegar en Estados Unidos una nueva generación de funciones de compra impulsadas por inteligencia artificial. Ya no se trata solo de buscar productos, ahora puedes describir lo que necesitas como se lo contarías a un amigo, dejar que una IA lo busque, lo compare y, si quieres, lo compre por ti. El experimento empieza a cambiar las reglas del juego en el comercio digital y local.

De la frase al carrito: así funciona la nueva compra con IA

El primer paso es la búsqueda conversacional, integrada en el modo «IA» de Google Search. Puedes decir cosas como «necesito un suéter ligero para Atlanta que combine con vaqueros» y el sistema entiende estilo, clima y contexto. Devuelve resultados con imágenes, precios, reseñas y disponibilidad.

La segunda capa es el agentic checkout: el usuario marca el producto deseado, elige talla, color, presupuesto… y Google monitoriza el inventario. Cuando se cumplen las condiciones, aparece la opción «Buy for me». Si confirmas, la IA completa la compra mediante Google Pay directamente en el sitio del comerciante.

La tercera capa es una función basada en Google Duplex: si buscas productos «cerca de mí», puedes dejar que un agente de IA llame a la tienda, pregunte por disponibilidad y promociones, y te envíe un resumen con la información.

Promesas: menos clics, más fluidez

Esta tecnología quiere simplificar el proceso de compra. En lugar de filtrar por talla, color o marca, describes lo que buscas y dejas que la IA haga el trabajo. Google asegura que esto reduce la fricción, permite comparar más rápido y accede a datos en tiempo real. También busca tender un puente entre el comercio digital y el local, al facilitar consultas a tiendas físicas sin que tengas que llamar.

Detrás del telón: datos y motores

El sistema se apoya en el «Shopping Graph», una base de datos que agrupa más de 50.000 millones de listados de productos y se actualiza unas 2.000 millones de veces por hora. Esta información alimenta los modelos de IA que analizan tus frases y generan recomendaciones. La función de llamadas automáticas emplea Google Duplex y los modelos Gemini para seleccionar tiendas, formular preguntas y condensar respuestas. En el proceso de compra, el usuario siempre debe aprobar la acción antes de que se ejecute.

Tensiones: confianza, error y publicidad

Delegar una compra a una IA plantea dudas. Aunque el usuario confirma antes de comprar, hay margen para errores como una talla equivocada o un color distinto, que pueden erosionar la confianza. También cambia el panorama para el comercio y la publicidad. Si ya no hay que hacer clics ni navegar, los modelos de negocio basados en impresiones y búsquedas se tambalean.

Además, por ahora el sistema solo está disponible en Estados Unidos, con marcas como Wayfair, Quince o Chewy y algunos comercios en Shopify. Y no todos los usuarios están listos, una parte significativa prefiere no dejar que una IA compre en su nombre.

Amazon, el precedente; el usuario, la clave

Google no está solo en esta carrera. Amazon ya permitía comprar en tiendas externas desde su app con funciones similares. El aumento de consultas largas y naturales obliga a reinventar la forma en que se monetiza la atención del usuario. Lo que cambia no es solo la tecnología, sino el recorrido completo de la compra.

Una escena que podría ser cotidiana

Imagina que, en vez de buscar «calcetines térmicos talla 42 con descuento», simplemente lo dices en voz alta mientras haces café. Minutos después, un aviso en tu móvil: «Encontrados en tres tiendas, ¿quieres que los compre por ti?». Esa es la visión que Google comienza a desplegar. La decisión, como siempre, queda en tus manos.

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