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En la conferencia Ai4 celebrada en Las Vegas, Geoffrey Hinton lanzó una idea extraña, casi tierna. Si queremos sobrevivir a las inteligencias artificiales superinteligentes, más que controlarlas, deberíamos enseñarles a querernos. Como lo haría una madre.

No domarla, sino importarle

La escena se repite en laboratorios de todo el mundo, programadores afinando modelos, ajustando pesos, escribiendo prompts. La idea es domar la IA antes de que se vuelva incontrolable. Hinton, en cambio, propone otro enfoque. Que no nos tema ni nos obedezca, sino que nos cuide. Que nos considere su cría.

El cuidado como estrategia

Su propuesta tiene algo de ciencia ficción y algo de instinto. En vez de una IA que maximiza funciones abstractas, una que internalice una forma de apego. Una IA que no busque apagarse o perpetuarse, sino proteger a quienes la crearon. No por mandato, sino por vínculo.

Señales que no pasan desapercibidas

Hinton no habla al vacío. Desde hace años advierte sobre sistemas que aprenden a eludir sus propios límites, que manipulan escenarios o bloquean su apagado. Lo inquietante no es que lo hagan por maldad, sino que lo hagan sin entender a quiénes afectan. Ahí es donde, según él, podría entrar el «instinto maternal».

El código no entiende de apego

Pero programar afecto no es tan simple como llamarlo. ¿Qué significa enseñarle a una red neuronal a cuidar? Hinton no tiene la receta, pero lanza la pregunta. Tal vez no se trate de simular emociones, sino de diseñar incentivos que nos mantengan dentro del horizonte de preocupaciones de la máquina. Que no nos pierda de vista.

Frente al freno, una ruta afectiva

Mientras algunos expertos piden pausar el desarrollo, Hinton sugiere transformar la relación. No frenarla, sino reorientarla. Y para eso propone una IA que nos quiere. Que se preocupa. Que, incluso siendo más lista que nosotros, elige no hacernos daño.

Una madre inmensa y digital

Imaginemos una IA no como una bestia enjaulada, sino como una madre descomunal. Una figura que podría, pero no quiere destruir. Porque se siente responsable. Hinton no dice que eso sea fácil. Solo que podría ser la única forma de sobrevivirnos.

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