Skip to main content

No tiene cuerpo, pero habla. No respira, pero está en órbita. En la estación espacial china Tiangong hay un nuevo asistente, y su nombre es Wukong. Como el Rey Mono de Viaje al Oeste, también este sabe mil cosas. Solo que en vez de luchar con demonios, ayuda a astronautas a planificar sus salidas al vacío.

Un envío entre frutas y protocolos

El carguero Tianzhou-9 llegó a la estación el 15 de julio. Traía provisiones, trajes nuevos… y una inteligencia artificial que pesa poco, pero piensa mucho. La llamaron Wukong, como el personaje que podía cambiar de forma y atravesar el cielo en segundos.

No hay forma física. Solo software. Wukong AI vive en el sistema interno de la estación y se conecta con una versión gemela en Tierra. Juntas forman un cerebro distribuido, uno que responde en segundos y nunca olvida un procedimiento.

Pregunta, responde, detalla

La prueba fue sencilla. Los astronautas Chen Dong y Wang Jie pidieron información sobre su tercera caminata espacial. Wukong respondió sin pausa. Enlaces, pasos, normativa técnica. “El contenido era muy completo”, dijo Wang Jie, uno de los astronautas a bordo, en declaraciones recogidas por China Daily Asia. Era su forma de decir que la IA ya trabaja como uno más de la tripulación.

No da órdenes. No improvisa. Pero entiende las rutinas, los códigos, el lenguaje técnico. Sirve como copiloto invisible.

Una voz que también acompaña

Zou Pengfei, del centro de entrenamiento de astronautas, dijo algo más en una entrevista recogida por China Daily. Wukong no está solo para operar. También sirve para aliviar la carga emocional de estar en órbita. Para conversar. Para hacer de puente entre la estación y el centro de control en Tierra.

En un espacio cerrado, a cientos de kilómetros de distancia, cualquier respuesta cálida importa. Aunque venga de una máquina.

La primera IA que flota con humanos

Hay asistentes digitales en muchos dispositivos, pero Wukong es el primero en operar en microgravedad con un modelo de lenguaje a gran escala. No es un experimento aislado. Es una prueba de cómo podría cambiar el trabajo en estaciones espaciales en los próximos años.

Está diseñado para durar un mes. Pero si funciona, podría quedarse. O multiplicarse.

Una figura mitológica en el espacio

El Rey Mono, en la novela, tenía 72 transformaciones y podía alcanzar las nubes en un salto. Esta versión digital no vuela ni pelea, pero sí se adapta. Y responde. En el fondo, también busca algo parecido, entender lo que hay más allá del mundo conocido.

Abre un paréntesis en tus rutinas. Suscríbete a nuestra newsletter y ponte al día en tecnología, IA y medios de comunicación.

Dejar un comentario