Skip to main content

Cuidando se trata de pensar en inteligencia artificial, uno de los primeros escenarios que se nos ocurren es el del reemplazo. Si centramos el discurso en la profesión de periodista, muchas veces son las que se escuchan frases como «la IA puede escribir por ti» o «ChatGPT puede hacer una nota más rápido que una persona».

Cierto es que el poder de la IA generativa presenta oportunidades y riesgos a partes iguales, y lo primero de todo que hay que tener en cuenta es que hemos de ser conscientes de ello. Pero, a pesar de que cualquier algoritmo de texto sepa escribir, la función del periodista va a tener que centrarse en algo más que pulsar teclas.

Estamos de acuerdo que informaciones como el tráfico, las previsiones meteorológicas asépticas o los resultados deportivos pueden ser escritos por una IA. No obstante, ¿qué ocurre con los reportajes? ¿Qué ocurre con el trabajo que hay entre bambalinas?

Como cuando hay que empezar una búsquedas de temas, acudir a fuentes en la vida real —AKA personas— o hay que aplicar el razonamiento crítico para discernir qué tipo de mensaje vamos a transmitir y cómo lo vamos a transmitir. Del mismo modo, también hay que hacer selección de las fuentes, hay que saber cómo se dispone de la información y también hay que saber cómo, cuándo y a quién se dirige un mensaje.

Los periodistas nos hemos de convertir en «alfareros de la información». Ya sea que estemos trabajando en medios, agencias o comunicación corporativa. Aunque es algo que se tendría que llevar por bandera, igual pienso que hemos perdido esa característica en pos de «la noticia de última hora que hay que sacar antes que nadie».

No nos olvidemos, tampoco, que la función del periodista no es sólo informar: también es transmitir conocimiento. Tenemos que adoptar esa postura de divulgadores, ya que una noticia no se entiende sin su contexto. Ningún avance científico sirve de nada si no explicamos cómo puede tener un impacto real. Ningún avance o acontecimiento, sea del tipo que sea, se acabará de comprender si se presenta como una muestra aislada.

Todo eso se encuentra bajo un único paraguas: el del razonamiento crítico y el del pensamiento. Yo, por lo menos, así lo hago. Y he de decir que la IA me ayuda a ahorrar tiempo pulsando teclas. Pero, lo que es pensar por mi, eso va a ser que no. O aprovechamos, o nos «apechugamos». Y quién pega primero, pega dos veces. De nosotros mismos dependen los futuribles escenarios, y antes de pensar en el colapsismo, pensemos en un marco mental nuevo de cómo hacer las cosas.

Y, ya de paso, si aprovechamos el potencial, seremos mucho mejores.

Antoni Mateu Arrom

Soy periodista especializado en ciencia y tecnología. La IA y el cambio climático son dos de mis grandes especialidades. Aunque también la tecnología de consumo y sus aplicaciones en el día a día, también son mi debilidad. Creo en esta profesión como una manera de divulgar conocimiento.

Dejar un comentario