La inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser una promesa futurista para consolidarse como una herramienta en expansión dentro de los medios públicos europeos. Como analiza el Observatorio Switch en el marco del Clúster Audiovisual de Catalunya, radios y televisiones de todo el continente están empezando a adoptar sistemas inteligentes que modifican progresivamente los procesos de producción, distribución y personalización de contenidos informativos y de entretenimiento. Ahora la IA corrige textos, transcribe entrevistas, resume piezas, genera titulares y hasta crea contenidos simples de forma autónoma.
Aplicaciones concretas de la IA
Un estudio de la Universidad de Santiago de Compostela analiza el uso de la IA en 15 corporaciones audiovisuales públicas de 12 países diferentes de Europa. Identifica aplicaciones prácticas en seis áreas clave: gestión de archivos, apoyo a la redacción (transcripción, corrección, edición), generación automatizada de contenidos, accesibilidad mediante subtitulado, verificación de datos y personalización de noticias según las preferencias de las audiencias.
Estas tecnologías permiten a las redacciones ahorrar tiempo, reducir costes y mejorar la eficiencia, aunque siempre bajo supervisión humana. La automatización no sustituye al periodista, pero redefine su papel dentro del ecosistema informativo.
Nuevas posibilidades, nuevos riesgos
La European Broadcasting Union (EBU) ha recogido en un informe de 2025 casos especialmente innovadores. El más llamativo es AAVA, de la televisión pública holandesa, emplea IA para generar “personas digitales” que simulan audiencias diversas. Estas permiten testear contenidos antes de su emisión, ayudando a detectar sesgos y fomentar producciones más inclusivas y representativas.
Otro ejemplo parecido es el de la Radio Télévision Suisse (RTS) que ha desarrollado un modelo de IA capaz de personalizar las noticias según las necesidades de cada audiencia. La herramienta analiza automáticamente los contenidos, detecta qué busca o necesita el usuario al que van dirigidos y propone modificaciones para adaptarlos mejor, ampliando así su relevancia y alcance.
Y la radio pública sueca (SR) genera diariamente alrededor de 370 audios informativos gracias a una herramienta que automatiza tareas como la transcripción, el resumen y la creación de titulares. Aunque el proceso es automático, los periodistas revisan y validan cada pieza antes de su publicación en la web o redes sociales.
Todos estos ejemplos, son pruebas de concepto que muestran hacia dónde podría ir el periodismo público europeo si logra mantener el control ético.
Marcos éticos en construcción
En el ambito de la reflexión institucional, hay tres emisoras que despuntan. La BBC ha hecho público una nota sobre principios de IA generativa, que prioriza el interés público, el talento humano y la transparencia. La VRT belga impulsa una red internacional de innovación colaborativa, mientras la finlandesa YLE comparte sus ensayos con la ciudadanía en la plataforma Areena. A nivel industrial, el IBC Accelerator trabaja en una infraestructura compartida de IA generativa para broadcasters.
IA en redacciones locales
La adopción no se limita a los gigantes mediáticos. En Cataluña, La Xarxa ha implementado un asistente de IA en fase de pruebas, diseñado para tareas cotidianas de redacción. Se trata de una herramienta adaptada a redacciones pequeñas, que busca mejorar la eficiencia sin comprometer la calidad ni el criterio humano. El proyecto será presentado en el MAC de Granollers como un posible modelo replicable a otras redes locales.
Escepticismo del público
Mientras tanto, el público observa con escepticismo. Una encuesta conjunta del Instituto Poynter y la Universidad de Minnesota alerta: el 48% de los ciudadanos desconfía de las noticias generadas con IA, el 55% sospecha que los medios ya las utilizan sin decirlo y un abrumador 91% exige transparencia total sobre su uso. Este desajuste entre innovación interna y percepción social pone a prueba la legitimidad de las transformaciones tecnológicas en medios públicos.
El riesgo
La inteligencia artificial puede ser una aliada del periodismo público: mejora la producción de trabajo, permite nuevas narrativas y acerca contenidos a audiencias diversas. Pero como siempre, un poder exige responsabilidad. Sin marcos éticos sólidos, sin transparencia activa y sin participación ciudadana, el riesgo no es tecnológico, sino democrático.
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