Moonvalley lanza una herramienta para editar cine con precisión profesional, sin salir del portátil
Hasta hace poco, lograr una escena con cámara en movimiento, luz natural precisa o un cambio de fondo creíble requería presupuesto, equipo y tiempo. Hoy, bastan un par de clips, algo de imaginación y una herramienta llamada Marey. Desarrollada por Moonvalley, esta nueva inteligencia artificial se presenta como un copiloto creativo para cineastas, no como un reemplazo. Y su promesa va en serio: democratizar el acceso a la estética del cine profesional.
Introducing Marey by Moonvalley, the world’s first fully licensed AI video model built for professional production.
Marey transforms filmmaking today. Its unprecedented creative controls enable you to realize expansive visions, execute complex VFX sequences, and maintain… pic.twitter.com/O3kpw4cCnW
— Moonvalley (@moonvalley) July 8, 2025
Una IA que no parte de cero, parte de tu escena
A diferencia de modelos como Sora (OpenAI) o Veo (Google), que generan vídeos desde cero a partir de un texto, Marey trabaja con material existente. El proceso empieza con una imagen, un storyboard o un clip grabado. Desde ahí, permite modificar aspectos específicos: cambiar la luz, mover la cámara, reemplazar un fondo o copiar el movimiento de un personaje. Todo en capas, todo sin afectar el resto de la escena. Es como tener una sala de postproducción con VFX de alto nivel, pero dentro de una interfaz que cabe en un portátil.
Qué ofrece y a quién se dirige
Marey está pensada tanto para productoras como para creadores independientes. Funciona por créditos mensuales (desde 14,99 USD) y permite generar clips de hasta cinco segundos, en 1080p, a 24 cuadros por segundo. Los usuarios pueden trazar la trayectoria de objetos, ajustar la dirección de cámara o imitar la luz de una escena real, con resultados comparables a los efectos de un estudio mediano.
Además, toda su base de datos ha sido construida con material con licencia. No hay scraping ni contenido tomado sin permiso. Eso es crucial en un momento en que los debates sobre derechos de autor en IA están más vivos que nunca.
¿Quién está detrás?
Moonvalley fue fundada por ex-investigadores de DeepMind, el brazo de inteligencia artificial de Google. Su división cinematográfica, Asteria Film Co., está liderada por Natasha Lyonne y Bryn Mooser. Con el apoyo de General Catalyst y CAA, la empresa ha recaudado más de 150 millones de dólares. Marey es su primer gran producto público. Durante su desarrollo, trabajaron seis meses internamente y tres en pruebas con estudios, agencias y cineastas. El modelo ya se está usando en la restauración de un documental sobre Carl Sagan y en escenas publicitarias de alto perfil.
Entre la promesa y la inquietud
Marey no genera películas enteras. No pretende escribir guiones ni sustituir actores. Pero sí permite automatizar tareas complejas que antes costaban tiempo y dinero. Para los creadores, es una ventaja. Para los técnicos, un posible riesgo.
Lo que cambia si funciona
Si Marey se consolida, podría tener un efecto similar al de las cámaras digitales a comienzos de siglo. Antes, hacer cine requería laboratorios, película, alquilar equipos. Luego bastó con una DSLR y un buen ojo. Hoy, con una imagen fija y una dirección clara, cualquiera puede recrear el travelling de una superproducción.
Moonvalley no promete sustituir la mirada del director. Promete ayudarle a construirla con herramientas más precisas. Y ahí está el giro: no es la IA la que crea, sino la que traduce la intención del creador a un resultado profesional.
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