Meta ha intensificado su apuesta en la carrera global por la superinteligencia artificial con la creación de un nuevo equipo de investigación de élite conocido como TBD Lab. Según reveló en exclusiva el Wall Street Journal, esta unidad operará dentro de la estructura de los Meta Superintelligence Labs (MSL) y tiene como objetivo declarado el desarrollo de un sistema de inteligencia artificial que supere ampliamente a los existentes.
Al frente del laboratorio se encuentra Alexandr Wang, recién nombrado Chief AI Officer de Meta. Fundador de Scale AI —una de las compañías más influyentes en la provisión de datos para el entrenamiento de modelos—, Wang representa una incorporación estratégica que refuerza el mensaje que Mark Zuckerberg viene transmitiendo con insistencia: Meta no solo quiere formar parte de la revolución de la IA, sino liderarla.
El enfoque de TBD Lab se orienta hacia la llamada superinteligencia artificial (ASI), entendida como una forma de inteligencia más capaz que la humana en prácticamente todas las áreas cognitivas. Lejos de ser una visión futurista sin rumbo definido, el proyecto ya se materializa en desarrollos concretos. Uno de los pilares es una nueva versión de su modelo de lenguaje, LLaMA 4.5 o LLaMA 4.X, que promete avances significativos en generación textual, razonamiento complejo y capacidades autónomas de toma de decisiones.
La iniciativa también se distingue por una agresiva estrategia de captación de talento. Meta ha logrado incorporar perfiles de alto nivel procedentes de gigantes del sector como OpenAI, Google DeepMind y Anthropic. Entre los nombres que han trascendido figura Jack Rae, ex DeepMind, quien asumiría un rol técnico central en el desarrollo de los modelos LLaMA. Todo indica que la compañía busca posicionarse al mismo nivel —o por encima— de los actuales referentes como GPT-4, Claude o Gemini.
Uno de los elementos más controvertidos del proyecto es su aparente enfoque abierto. A diferencia de sus competidores, Meta estaría apostando por un desarrollo público y accesible de su tecnología, según la información filtrada al WSJ. Esta postura ha sido recibida con entusiasmo por parte del mundo académico, aunque también genera preocupación en quienes alertan sobre los riesgos de liberar sin restricciones una herramienta de tal poder transformador.
Con el lanzamiento de TBD Lab, Meta no solo redobla su apuesta tecnológica, sino que vuelve a situar en el centro del debate global las preguntas más incómodas de la era de la IA: ¿quién debe controlar una superinteligencia?, ¿cómo garantizar su uso ético y seguro?, ¿y qué mecanismos evitarán que acabe en manos indebidas?
Meta, con esta iniciativa, no solo busca alcanzar la cima técnica, sino también moldear el terreno político, ético y social donde se jugará el futuro de la inteligencia artificial.
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