Mattel y OpenAI anuncian juguetes con inteligencia artificial, pero el juego también es equivocarse, imaginar y aprender sin que nadie lo haga por ti
Cuando era pequeña, aprendí a abrir YouTube sola para ver videoclips de mis canciones favoritas durante horas. Lo que no sabía —y nadie me había explicado— es que si ponías el título de la canción seguido de la palabra “letra” en el buscador, aparecía el texto completo, listo para imprimir.
Así que me pasaba las tardes con YouTube, pausando cada dos segundos para transcribir letra por letra lo que entendía. A veces me equivocaba, otras me faltaban partes, pero esa fue mi forma de aprender a base de paciencia, oído y ensayo-error. Aunque no lo supiera, estaba entrenando mi oído, mi escritura y mi capacidad de concentración. Está claro que no era el método más eficiente, pero sí uno que me enseñó mucho más que la letra de una canción.
Bienvenidos, juguetes con IA
Esta semana Mattel, la empresa de juguetes creadora de Barbie, y OpenAI han llegado a un acuerdo de colaboración. Esta alianza abre la puerta a juguetes que, hace apenas unos años, parecían ciencia ficción. Imagina una Barbie que no solo habla, sino que te escucha, entiende tus emociones, te sugiere qué ropa usar para una ocasión especial, o incluso te ayuda con las tareas escolares.
Esta fusión entre IA y juguetes tiene un potencial enorme para hacer que la experiencia infantil sea más creativa, inclusiva y personalizada. Pero así como en la educación valoramos la tecnología como apoyo y no como reemplazo, también en el juego debemos priorizar el desarrollo humano.
¿Qué lugar queda para equivocarse?
En sus comunicados, ni Mattel ni OpenAI especifican cómo será el producto que salga de su fusión, pero sí que antes de que acabe el año lo podremos comprar. En los dos casos hacen mucho énfasis en el hecho de la privacidad y que estarán totalmente adaptados a las características de los más pequeños, pero, ¿esto es del todo posible?
¿Cómo puede ser un juguete con IA? ¿Qué lugar queda para la imaginación, la paciencia, el ensayo-error, el aburrimiento? ¿Y si los juguetes empiezan a pensar por nosotros?
Todo resuelto no es lo mismo que todo aprendido
Es fácil confundir comodidad con aprendizaje. Si un juguete ya te dice cómo vestirte, qué responder o cómo resolver un problema… ¿para qué vas a pensarlo?
La IA puede ser útil como apoyo, pero si resuelve todos los obstáculos antes de que aparezcan, el niño nunca desarrolla las herramientas para enfrentarlos solo. Aprender a pensar —como aprender a esperar, a equivocarse, a volver a intentar— necesita tiempo y experiencia. No se descarga. Se vive.
Pensar cuesta, por eso vale
Transcribir letras a mano no era eficiente. Pero me enseñó más que copiar y pegar. Lo mismo ocurre con todo proceso que exige atención, esfuerzo y repetición. Aprender o pensar cuesta. Por eso tiene valor. Y a veces, aprender implica no tener todas las respuestas servidas, sino encontrarlas con tiempo, errores y esfuerzo.
Lo mismo sucede con las relaciones personales, y así pienso que tenemos que ver la IA como una buena relación. Porque una buena compañía no vive tu vida ni toma decisiones por ti, pero sí te acompaña, te estimula, te potencia, te hace mejor. Con los juguetes pasa lo mismo. Está bien que hablen, que ofrezcan pistas o sugerencias, pero no que callen tu pensamiento. La IA debería estar contigo, pero no por ti.
Porque si el niño no tiene que preguntarse nada, tampoco tendrá motivos para buscar, inventar o imaginar.
Enseñanzas silenciosas
Años después mi madre me confesó que, desde detrás de la puerta, me veía pausando el vídeo, rebobinando, transcribiendo las canciones. Ella sí sabía que existía una forma más rápida de encontrar las letras. Pero eligió no decírmelo, para que yo aprendiera a escuchar con atención, a escribir, a tener paciencia. Ahora pienso en eso cuando imagino juguetes que ya hablan, explican, corrigen, incluso opinan. Tal vez la tecnología pueda hacerlo todo por nosotros. Pero a veces, lo mejor que puede hacer un adulto —o un juguete— es no decirlo todo, y dejar que el niño descubra el mundo por sí mismo.