En julio de 2025, el asesor económico de la Casa Blanca, Kevin Hassett, anunció que el gobierno de Estados Unidos ha autorizado el envío de los chips de inteligencia artificial H20 de Nvidia a empresas chinas, tras revertir una prohibición vigente desde abril diseñada para restringir el acceso de China a tecnología avanzada por razones de seguridad nacional.
La decisión fue tomada por la administración del expresidente Donald Trump, con el aval de su equipo económico, que consideró que mantener a China como cliente de chips estadounidenses era preferible a permitirle avanzar en autonomía tecnológica. En palabras de Hassett: “Si China no compra chips de EE. UU., entonces desarrollan los suyos propios. No queremos que nos superen en esta carrera”.
Como resultado inmediato, Nvidia solicitó y confirmó pedidos de 300 000 unidades del chip H20 a Taiwan Semiconductor (TSMC), ampliando un inventario previo estimado entre 600 000 y 700 000 unidades. Estas unidades están diseñadas específicamente para cumplir con las restricciones de exportación impuestas, ya que tienen menor potencia que los modelos H100 o la serie Blackwell disponibles fuera del mercado chino.
Este movimiento no solo busca satisfacer una demanda creciente del gigante asiático —empresas como Tencent, ByteDance y Alibaba se encontraban en proceso de solicitar licencias—, sino también responder a negociaciones más amplias entre EE. UU. y China en torno a minerales críticos como los imanes de tierras raras.
Sin embargo, la flexibilización ha generado críticas bipartidistas en Estados Unidos. Legisladores demócratas y republicanos expresaron su preocupación por que esta reversión socave la credibilidad de las políticas de control de exportaciones. Según ellos, usar medidas de seguridad como herramienta de negociación comercial supone un riesgo estratégico y daña la coherencia institucional.
La bolsa reflejó el impacto rápidamente: las acciones de Nvidia alcanzaron máximos históricos durante tres jornadas consecutivas. En particular, el valor subió entre un 1 % y un 1.9 % tras conocerse el pedido a TSMC y las expectativas de licencia inminente.
Aunque el chip H20 no está entre los más potentes fabricados por Nvidia, su compatibilidad probada con la plataforma CUDA —estándar en la industria del aprendizaje automático— lo convierte en una opción preferida por las empresas chinas frente a alternativas locales, incluso si son menos eficientes.
Este giro estratégico plantea interrogantes sobre el equilibrio entre intereses comerciales, liderazgo tecnológico y prioridades de seguridad nacional. China, por su parte, ha indicado que considera estas restricciones una forma de politización de la tecnología, y reafirmó que continuará desarrollando su industria doméstica en paralelo.
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