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En un giro estratégico que apunta a reforzar su compromiso con el bien común, OpenAI ha anunciado una transformación en su estructura organizativa; el gigante tecnológico pasará de ser una organización sin ánimo de lucro a una ‘Public Benefit Corporation’ (PBC).

Esta medida busca facilitar el acceso masivo a la inteligencia artificial general, al tiempo que mantiene firme su propósito fundacional: asegurar que esta tecnología beneficie a toda la humanidad.

El nuevo modelo empresarial sustituirá la compleja estructura de ‘beneficio limitado’ por una más directa, inspirada en otras grandes empresas de IA como Anthropic y xAI. Bret Taylor, presidente de la junta directiva de OpenAI, señaló que esta decisión “se tomó tras un diálogo constructivo con las oficinas del Fiscal General de Delaware y de California”, subrayando la intención de mantener un modelo transparente y en consonancia con la legislación.

La conversión en PBC permitirá a OpenAI captar más recursos sin renunciar a su visión ética. De hecho, la organización sin ánimo de lucro seguirá siendo la «principal accionista de la nueva entidad», lo que le dotará de medios para ampliar sus programas y potenciar el impacto social de su tecnología. La organización ha señalado que uno de los objetivos es que estos fondos financien iniciativas relacionadas con la salud, la educación, el servicio público y el descubrimiento científico.

En palabras del propio Altman: «Queremos construir un cerebro para el mundo y facilitar que la gente lo utilice para lo que quiera, con pocas restricciones; la libertad no debe afectar a la libertad de los demás, por ejemplo». La apuesta de OpenAI por una «IA democrática» se traduce también en el deseo de liberar modelos de código abierto, brindar mayor libertad de uso a los usuarios de ChatGPT y permitir que decidan el comportamiento de estas herramientas.

Este cambio llega tras meses de incertidumbre

El cambio estructural llega tras un tiempo de incertidumbre sobre el futuro estructural de la empresa, la cual a principios de año buscaba cambiar a una con fines de lucro, una decisión que generó mucho revuelo. Ahora OpenAI ha realizado este cambio en la estructura empresarial, ya que enfrenta una demanda creciente de sus productos, que ya se utilizan en campos tan diversos como la medicina, la programación o la educación. “Actualmente no podemos suministrar ni de lejos tanta IA como el mundo desea”, admitió Altman. La esperanza es que esta reestructuración empresarial acelere el desarrollo y la distribución de nuevas capacidades.

La nueva hoja de ruta refuerza la promesa de que la AGI no quede en manos de unos pocos, sino que esté al servicio de muchos. “Estamos deseando ver qué ladrillos añadiréis a continuación”, concluye la carta de Altman a sus trabajadores.

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Gerard Quintana

Periodista. Me encanta el periodismo y la tecnología.

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