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La compañía detrás de ChatGPT asegura que está a punto de verse obligada a entregar 20 millones de conversaciones privadas de usuarios, pedidas por el diario The New York Times en el marco de una demanda por derechos de autor. El choque plantea una tensión directa entre el derecho a la privacidad de millones de usuarios frente al derecho de una empresa a investigar supuestas infracciones.

Cómo funciona el conflicto

En diciembre de 2023, el New York Times demandó a OpenAI (y a su socio Microsoft) por presunto uso sin permiso de sus artículos para entrenar modelos de IA. Como parte del proceso judicial de descubrimiento (discovery), los abogados del New York Times solicitaron a la corte que ordenara la entrega de 20 millones de registros de conversaciones de usuarios de ChatGPT. Según la empresa de IA, esas conversaciones cubrirían un período desde diciembre de 2022 hasta noviembre de 2024. Una juez magistrada ya emitió una orden en la que afirma que la petición “es apropiada” bajo el acuerdo de protección existente.

Qué propone o promete OpenAI

OpenAI asegura que los datos de sus usuarios son “entre los más sensibles de su vida digital” e indica que la demanda del New York Times “desoye protecciones de privacidad de larga data”. La compañía propone soluciones “menos intrusivas”, como realizar búsquedas dirigidas sobre las conversaciones que podrían contener contenido del periódico, o entregar sólo metadatos de uso en vez de diálogos completos. También anuncia que está acelerando su hoja de ruta para ofrecer cifrado del lado del cliente (client‑side encryption) y automatización para revisar sólo los casos de grave riesgo.

Tipo de datos en disputa y gestión de los mismos

La petición del New York Times abarca conversaciones completas de usuarios de ChatGPT Free, Plus y Team (no entran clientes de Enterprise o API con acuerdos de “cero retención de datos”). OpenAI dice que aplicaría un proceso de desidentificación (“scrubbing”) para eliminar la información personal identificable (PII) antes de entregar cualquier contenido. Actualmente los datos requeridos están almacenados “en un sistema separado, bajo «legal hold»”, accesible únicamente por un pequeño equipo legal y de seguridad auditado.

Privacidad, precedentes y geografías dispares

La disputa plantea una serie de tensiones clave. OpenAI sostiene que más del 99,99 % de los chats solicitados no tienen ninguna relación con el New York Times, lo que a su juicio convierte la medida en una invasión desproporcionada. También teme que sentar un precedente de este tipo abra la puerta a nuevas demandas que involucren conversaciones privadas en otras plataformas de IA. El caso además entra en conflicto con las garantías de privacidad que la propia compañía había comunicado, como la eliminación automática de los datos tras 30 días. A esto se suma un matiz geográfico, la solicitud no afectaría a usuarios del Espacio Económico Europeo, Suiza o Reino Unido, donde se aplican normas de protección de datos más estrictas.

Referencias externas que ayudan a entender el contexto

En junio de 2025, OpenAI anunció que está apelando una orden judicial que le exige conservar indefinidamente conversaciones y datos de la API, como parte de la demanda presentada por el New York Times. Esta exigencia se apoya en investigaciones académicas que muestran cómo los modelos de lenguaje pueden memorizar fragmentos del contenido con el que fueron entrenados, un punto central en el caso del diario. Varios medios advierten que este conflicto podría ser uno de los primeros en los que usuarios sin relación directa con el litigio ven comprometida su privacidad digital debido a disputas legales entre grandes tecnológicas y empresas de medios.

Un final abierto con implicaciones profundas

El caso ha puesto sobre la mesa una tensión que hasta ahora parecía latente, el uso judicial de datos generados por inteligencia artificial, incluso cuando los usuarios no están implicados en el conflicto. La decisión de los tribunales sobre los millones de chats solicitados por el New York Times podría redefinir los límites entre privacidad y litigación en el ecosistema digital. Queda por ver si esta demanda marcará un antes y un después en el acceso legal a datos personales en manos de sistemas de IA.

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