OpenAI ha presentado Sora 2, la segunda versión de su modelo de generación de video con audio que llega acompañado de una aplicación social pensada para experimentar y compartir. El primer modelo de Sora salió en febrero de 2024 y llegó a España unos meses más tarde. Si aquel primer Sora fue un boceto lleno de promesas, esta segunda versión busca consolidarse convertiendo la palabra en imagen y sonido con la misma naturalidad con que una idea se convierte en recuerdo.
Un motor que entiende el mundo
La diferencia con el Sora original se percibe en los detalles. El nuevo modelo entiende la gravedad, la inercia y la continuidad entre planos. Ya no improvisa saltos imposibles ni objetos que se desfiguran al moverse. Ahora una voltereta parece grabada en un gimnasio y un balón rebota con lógica propia. Esa verosimilitud es lo que lo separa de los experimentos anteriores.
El otro salto está en el audio. Voces que se sincronizan con labios, ambientes que suenan a lo que muestran y efectos que acompañan sin chirriar. Del realismo al anime, la paleta sonora se ajusta al guion escrito en pocas frases. Un relato que ya no solo se ve, sino que también se escucha.
La promesa de la colaboración
El estreno no es solo técnico. La app que lo acompaña se presenta como un espacio social. Los videos no terminan cuando se generan, sino que quedan abiertos a la remezcla. Alguien añade un giro, otro cambia el estilo, y el resultado se parece más a un collage colectivo que a una pieza cerrada. La creación se convierte en diálogo.
Ahí se inserta otra novedad: los cameos. Grabar un gesto o una voz para que aparezca en una escena generada. Siempre con consentimiento explícito, siempre con la opción de revocar. Una respuesta directa al fantasma de los deepfakes, aunque no elimina del todo las preguntas sobre identidad digital y control de la propia imagen.
This is the Sora app, powered by Sora 2.
Inside the app, you can create, remix, and bring yourself or your friends into the scene through cameos—all within a customizable feed designed just for Sora videos.
See inside the Sora app👇 pic.twitter.com/GxzxdNZMYG
— OpenAI (@OpenAI) September 30, 2025
Datos, entrenamiento y límites
Sora 2 se entrenó con volúmenes masivos de video acompañados de descripciones textuales, un método que refuerza la fidelidad a las instrucciones. También incorpora filtros de entrada y moderación de salida para reducir riesgos. Aun así, los fallos se mantienen, objetos que se funden, cuerpos que pierden proporción o movimientos que no terminan de cuajar. OpenAI los reconoce y los exhibe como parte del aprendizaje.
Cada clip generado lleva su firma, marcas de agua visibles, metadatos bajo el estándar C2PA y rastros internos. Y por ahora, no se permite cargar imágenes realistas de personas. La restricción refleja hasta qué punto la frontera entre creación y manipulación sigue siendo frágil.
Preguntas que se abren
La función cameo encierra un dilema evidente. ¿Qué significa ceder el propio rostro, aunque sea por unos segundos? ¿Y qué margen real de control queda una vez otros pueden reinterpretarlo? Del mismo modo, las marcas de trazabilidad ayudan a identificar el origen, pero no impiden que los videos circulen editados fuera del ecosistema oficial.
Los menores son otra preocupación explícita. La app introduce límites de scroll, filtros de contenido y controles parentales. Un recordatorio de que la combinación de imagen y sonido generados necesita más barreras que las habituales.
Un mercado en carrera
Sora 2 no aparece en vacío. Google empuja con su modelo Veo 3 y startups como Runway o Luma se disputan la misma atención. El diferencial parece estar en la sincronía entre imagen y sonido, y ahí OpenAI apuesta por integrar Sora en el ecosistema de ChatGPT, con la ventaja de un marco de seguridad que busca marcar estándares. Aunque, como en toda carrera, lo que hoy es ventaja mañana puede ser rutina.
Lo que queda en juego
La aplicación debuta en iOS, solo por invitación en EE.UU. y Canadá, con planes de expansión progresiva. Se ofrece gratis con límites de uso y, en paralelo, una versión Pro vinculada a ChatGPT para quienes paguen la suscripción. Una estrategia de despliegue lento, ensayo y corrección.
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