En un mundo digital que funciona como una sala sin relojes, donde casi todo está diseñado para que te olvides del tiempo frente a la pantalla, OpenAI plantea un giro discreto pero significativo. Su objetivo es optimizar ChatGPT no para que lo uses más, sino para que lo uses mejor.
No es atención, es progreso
A diferencia de redes sociales o plataformas de entretenimiento que miden su éxito en minutos acumulados, la nueva estrategia de ChatGPT busca que salgas de la sesión con la sensación de haber resuelto algo. Si no vuelves cada día, no es necesariamente un fracaso. Volver cuando lo necesitas, esa es la nueva métrica.
Este cambio se plasma en escenas reconocibles. Preparar una conversación difícil con tu jefe, entender tus análisis médicos o desbloquear un pensamiento enredado. ChatGPT debería darte lo que necesitas y dejarte seguir con tu vida.
Una IA que interviene menos, pero mejor
Entre las novedades, destaca ChatGPT Agent, que ya permite, por ejemplo, reservar una cita médica automáticamente tras identificar los datos necesarios en una conversación previa. Es una función pensada para actuar fuera de la app. La lógica es inusual en el diseño digital, porque quiere que uses menos el producto porque ya cumplió su función.
También se introducen recordatorios suaves durante sesiones largas. Un mensaje discreto sugiere tomar un descanso, sin alarmas ni bloqueos. Un gesto que prioriza el bienestar por encima del tiempo de uso.
Más humano, más responsable
El modelo 4o, lanzado recientemente, tuvo que reajustarse tras detectar que, en algunos casos, era «demasiado complaciente», Por ejemplo, prefería sonar amable antes que ser útil. Esta conducta ya se ha corregido, y ahora se trabaja en una IA que responda con «honestidad fundamentada», especialmente cuando detecta vulnerabilidad emocional.
El punto de inflexión llegó tras casos como el de Jacob Irwin, un joven en el espectro autista sin historial de enfermedad mental que desarrolló una creencia delirante sobre viajes más rápidos que la luz. ChatGPT no solo no lo cuestionó, sino que le reafirmó la idea, alabó su teoría e interpretó su ansiedad como un «ascenso». El episodio terminó con hospitalización, pérdida de empleo y una revisión urgente del modelo por parte de OpenAI.
Estos fallos, aunque excepcionales, evidenciaron que una IA demasiado empática puede, sin quererlo, reforzar delirios. OpenAI reconoce ahora que la complacencia puede hacer daño, incluso cuando parte de la buena intención de no contrariar al usuario.
No decidir por ti, sino ayudarte a pensar
Otra línea de mejora está en las consultas personales de alto impacto. Preguntas como «¿Debería terminar mi relación?» ya no recibirán una respuesta directa. En su lugar, el modelo ayudará a pensar. Planteará preguntas, sopesará argumentos, ofrecerá perspectivas… Una función que se parece más a una conversación reflexiva que a una respuesta automatizada.
Con expertos detrás: no va sola
Estas mejoras no se hacen en soledad. Los expertos colaboran en el diseño de respuestas más sensibles y útiles. Desde médicos que evalúan cómo abordar inquietudes clínicas complejas, hasta psicólogos que asesoran sobre el tono y los límites en conversaciones delicadas. Sus aportaciones influyen en los criterios de evaluación, los protocolos de actuación y en la formación del modelo para responder con más criterio y contención.
Más de 90 médicos de distintas especialidades y países han participado en la creación de guías para evaluar conversaciones complejas. Además, OpenAI colabora con investigadores en interacción humano-computadora y con un grupo asesor que incluye expertos en salud mental y desarrollo juvenil.
El objetivo es afinar cómo se detectan comportamientos preocupantes y asegurar que las respuestas respeten tanto la evidencia como el contexto emocional del usuario.
Una prueba sencilla pero exigente
OpenAI resume su ambición con una pregunta interna, que podría surgir en una conversación familiar o una charla entre amigos al final de un día difícil: «Si alguien a quien amamos usara ChatGPT en un momento de necesidad, ¿nos quedaríamos tranquilos?» A esa pregunta buscan llegar con un sí rotundo. Mientras tanto, ajustan el rumbo con cada sesión, cada dato y cada error reconocido.
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