El CEO de OpenAI plantea que la próxima generación debe asumir un rol activo en el desarrollo tecnológico y sus implicaciones sociales
En un momento de creciente debate sobre el impacto social de la inteligencia artificial, Sam Altman, CEO de OpenAI, participó en una mesa redonda en la Universidad Técnica de Berlín (TU Berlin), donde defendió un papel activo de los estudiantes en el desarrollo ético y técnico de estas tecnologías. “Es crucial que las nuevas generaciones se involucren desde el principio”, afirmó Altman durante la sesión organizada junto a BIFOLD y disponible en el canal oficial de YouTube de TU Berlin.
La mesa redonda titulada The Age of AI, abordó las oportunidades y desafíos de una inteligencia artificial cada vez más presente en la vida cotidiana. Altman destacó que el ritmo de avance tecnológico exige marcos regulatorios flexibles pero robustos, capaces de acompañar la innovación sin dejar de lado la seguridad y el interés público. En sus palabras, “la IA necesita gobernanza, pero también necesita coraje para seguir explorando sus límites”.
Una generación llamada a aplicarse
En ese marco, Altman remarcó que el rol de los estudiantes debe ir más allá del consumo pasivo de tecnologías. Subrayó la urgencia de que esta generación se forme en los fundamentos de la IA, participe en su diseño y contribuya a que su evolución esté anclada en valores humanos. Este llamado no es retórico: implica una transformación de la educación y la cultura digital.
Según Altman, el papel de los estudiantes en la era de la inteligencia artificial no debe limitarse al consumo pasivo de herramientas tecnológicas. Deben asumir una responsabilidad activa en su desarrollo y aplicación, comenzando por aprender a usar herramientas de IA que amplían sus capacidades como nunca antes. Además, subrayó la importancia de cultivar habilidades humanas fundamentales como la adaptabilidad y la resiliencia, recordando que se fortalecen con el tiempo y el esfuerzo. Finalmente, instó a los jóvenes a ir más allá del entusiasmo técnico y enfocarse en comprender qué es lo que realmente necesita la gente: no se trata solo de construir cosas, sino de construir lo que realmente importa.
Tecnología al servicio del bienestar colectivo
La conjunción entre el llamado de Altman a la participación juvenil y el auge de capacidades emocionales en sistemas artificiales revela un horizonte complejo pero estimulante para el futuro de la inteligencia artificial. No se trata solo de eficiencia o escalabilidad, sino de diseñar tecnologías que convivan con los valores humanos sin suplantarlos.
Así, el desarrollo de la IA no puede desligarse de un enfoque ético y plural. El rol de los estudiantes, investigadores y legisladores será crucial para asegurar que esta evolución tecnológica mantenga como centro el bienestar colectivo. Como dejó entrever el propio Altman en Berlín: el futuro de la IA dependerá tanto de lo que puedan hacer las máquinas como de lo que decidamos permitirles hacer.