
Durante siglos, el dolor ha sido un territorio íntimo, intransferible. Los médicos preguntan, el paciente responde. Pero ahora, algoritmos entrenados para leer rostros, analizar palabras o interpretar signos vitales comienzan…
Durante siglos, el dolor ha sido un territorio íntimo, intransferible. Los médicos preguntan, el paciente responde. Pero ahora, algoritmos entrenados para leer rostros, analizar palabras o interpretar signos vitales comienzan…