Tesla ficha a Samsung para fabricar su chip de IA con un trato de 16 500 millones
Un acuerdo que va más allá del volante
Tesla y Samsung firmaron un contrato que no solo mueve millones, también mueve el eje de poder. El fabricante de vehículos eléctricos encargará a la coreana la producción de su nuevo chip de inteligencia artificial, el AI6, clave para conducción autónoma, robots humanoides y centros de datos. El lugar elegido no es casual: Taylor, Texas. Más cerca de casa, más bajo control.
Un chip para todo lo que viene
El AI6 —también llamado Hardware 6— no solo dirigirá coches. Es un procesador diseñado para aprender, adaptarse y ejecutar tareas complejas en tiempo real. Servirá tanto para el sistema Autopilot como para los robots Optimus o el superordenador Dojo. Tesla quiere que piense como sus ingenieros. Para eso, necesita algo más que potencia: necesita moldearlo desde cero.
Taylor: la fábrica que esperaba un encargo
La planta de Samsung en Texas llevaba meses sin grandes contratos. Construida con apoyo de la Chips Act, acumulaba retrasos y dudas. El acuerdo con Tesla, que se extiende hasta 2033, cambia eso. No solo inyecta recursos, sino que coloca a la fábrica como centro de una colaboración industrial poco habitual. Musk promete implicación directa en la línea de producción. Lo quiere exacto, sin rodeos.
El precio de fabricar tan cerca
El contrato mejora las cifras de Samsung Foundry, que acumulaba pérdidas de más de 3 600 millones en un trimestre. Pero plantea riesgos. La estrecha colaboración con Tesla podría ahuyentar a otros clientes, preocupados por la confidencialidad. En un sector donde cada diseño vale millones, compartir mesa con Musk no es solo una ventaja. También impone reglas.
Un puente entre dos mundos
Tesla no rompe con TSMC. El chip AI5, considerado un paso intermedio, sigue en marcha en plantas de Taiwán y Arizona. Samsung, por su parte, continúa ensamblando versiones anteriores como el AI4, también para Tesla. El AI6 será el primero con fabricación exclusiva en Estados Unidos, en la planta texana de Taylor. La estrategia es clara: Tesla reparte producción, pero apuesta cada vez más por el control local, allí donde puede supervisar el proceso desde el diseño hasta la oblea final.
Esto no lanza aún al robotaxi
Las acciones de Samsung subieron un 6 % tras el anuncio. Pero los efectos inmediatos son limitados. Según Reuters, ni acelerará la adopción del robotaxi ni revertirá por sí sola la caída de ventas de coches eléctricos. Es una jugada de fondo, más industrial que comercial. Un paso más en la integración vertical de Tesla.
¿Quién diseña el futuro cuando diseña el chip?
El AI6 será el cerebro de sistemas que toman decisiones críticas. Tesla no solo lo ha diseñado: quiere supervisar cómo se fabrica, dónde y con qué herramientas. El acuerdo con Samsung es también una respuesta: menos dependencia, más control. Pero cuando todo pasa por una única línea de montaje, el margen de error también se concentra. Y en el mundo del chip, eso tiene consecuencias.
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