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La creación de una “actriz” generada por inteligencia artificial llamada Tilly Norwood ha provocado reacciones casi unánimes de rechazo dentro de la comunidad artística. Su creadora, Eline Van der Velden, salió al paso para defender el proyecto, asegurando que no busca reemplazar a los seres humanos, sino incentivar el debate artístico.

Quién es Tilly Norwood y por qué genera controversia

Tilly Norwood no es una actriz real: es un personaje digital creado por Particle 6 Productions. La polémica estalló cuando Van der Velden afirmó que esta “actriz” estaba siendo considerada por agencias tradicionales, como si fuera una figura real del mundo del entretenimiento.

La propuesta tocó fibras sensibles, pues de algún modo supuso una rivalidad simbólica con actores y actrices humanos. En un momento en que la industria audiovisual vive tensiones por el uso de IA en efectos, generación de rostros o duplicación digital, la afirmación de que ese personaje podía “firmar con agentes” fue percibida como una provocación directa.

Las críticas más duras

Desde el mundo del cine y la actuación surgieron críticas contundentes. Algunos ejemplos:

  • La actriz Mara Wilson, recordada por “Matilda”, cuestionó que la imagen de decenas de jóvenes hubiera sido combinada con tecnología para crear a Norwood: “¿No podían contratar alguna de ellas?”

  • Otros señalaron que atribuirle una personalidad, cuentas en redes sociales y tratos “como si fuese humana” es una estrategia que trivializa el talento real.

  • Un actor incluso respondió con un lenguaje directo: “That’s stupid … the existence of ‘Tilly’ … replace other actors.”

La sensación entre muchos críticos es que no es solo un experimento creativo: existe el peligro de que este tipo de avances se utilicen para desplazar o devaluar el trabajo artístico humano.

La defensa: “no es sustitución, es experimento”

Ante las acusaciones, Van der Velden emitió una explicación: Tilly no pretende sustituir personas, sino ampliar las posibilidades del arte digital. “Ella es una obra creativa, no un reemplazo de un ser humano”, afirmó.

También propuso que la figura sea juzgada bajo sus propios méritos, no con las reglas que aplican a los actores humanos: “Representa experimentación, no sustitución”. Sin embargo, la comparación directa con humanos, el marketing que se ha hecho de ella como “actriz” y los proyectos de contratación la colocan en una zona gris difícil de defender.

Qué revela este episodio sobre cine, IA y ética

La reacción abrasiva de la industria revela cuán sensibles son los límites entre tecnología y creatividad humana. Este episodio deja en evidencia algunas tensiones clave:

  • La identidad profesional: actores, guionistas, directores — todos pueden sentir que su trabajo está en riesgo frente a máquinas.

  • Los límites de lo simbólico: crear un ser virtual y etiquetarlo como “actriz” no es inocente, incluso si no tiene consciencia.

  • La responsabilidad ética: una IA como esta implica decisiones sobre derechos de imagen, autoría, representación y compensación.

Por ahora, Tilly Norwood podrá seguir existiendo como experimento digital, pero internamente ha abierto un frente de debate. ¿Dónde trazaremos la línea entre lo artificial y lo legítimamente artístico?

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