Amazon, Meta y Boston Dynamics ya lo tienen. NVIDIA lo acaba de poner en venta. Y lo que promete no es una simple mejora, sino una mutación: robots capaces de ver, decidir y actuar con la autonomía de un cerebro humano. En la palma de una mano.
El nombre no suena a revolución. Jetson AGX Thor podría pasar por un personaje de animación o un prototipo más en la carrera de los chips. Pero no lo es. Es el nuevo módulo de cómputo para robótica de NVIDIA, y su llegada marca un salto que se mide no solo en teraflops, sino en lo que puede (y dejará de poder) hacer la mano humana.
Un superordenador que cabe en un brazo robótico
Jetson AGX Thor concentra 2.560 núcleos CUDA en un módulo de 130 vatios, capaz de ejecutar hasta 2.070 teraflops en formato FP4, una medida optimizada para inteligencia artificial. ¿Traducción? Potencia de centro de datos, pero sin cables ni refrigeradores industriales. Solo un pequeño bloque que se puede montar directamente en un robot móvil.
La comparación con su predecesor es clara: es 7,5 veces más potente en IA y 3,5 veces más eficiente energéticamente que el anterior líder de la gama, Jetson Orin. Y ya está disponible: el kit de desarrollo cuesta 3.499 dólares, y los módulos de producción arrancan en 2.999 para pedidos al por mayor.
Robots que piensan con múltiples cerebros
No se trata solo de fuerza bruta. Jetson Thor puede ejecutar varios modelos de IA de forma simultánea: visión por computadora, lenguaje natural, navegación autónoma, planificación de tareas o coordinación de sensores. Todo al mismo tiempo. Como si un robot tuviera varias mentes trabajando en paralelo y sin descanso.
La clave es la plataforma Isaac GR00T N1.5, el nuevo modelo fundacional de NVIDIA para robótica. Se entrena una sola vez, y luego se traslada a distintos cuerpos robóticos sin necesidad de reprogramar. Una especie de inteligencia adaptable que se desplaza del quirófano a la fábrica, o del almacén a un campo de cultivo, sin perder capacidades.
¿Qué empresas lo están usando ya?
El catálogo impresiona: Amazon Robotics, Boston Dynamics, Meta, Caterpillar, Agility Robotics, Medtronic, Hexagon y Figure figuran entre los primeros usuarios. Otras como John Deere, OpenAI y Physical Intelligence están en fase de prueba. La lista no incluye laboratorios secretos, sino compañías que operan máquinas reales en entornos industriales.
Y lo hacen por una razón: este chip permite autonomía total sin depender del procesamiento en la nube. La IA se ejecuta en el propio robot, en tiempo real, sin latencias. Y eso cambia las reglas del juego.
No reemplazo, sino rediseño de tareas
NVIDIA no habla de despidos, sino de eficiencia. Pero el contexto es elocuente. Un robot con Jetson Thor puede realizar operaciones 24/7, sin pausas, sin errores acumulados, y con aprendizaje continuo a partir de cada interacción. Todo se registra, se optimiza, se reutiliza.
El discurso corporativo suaviza los bordes: se habla de “optimizar operaciones”, no de sustituir empleos. De “potenciar la productividad”, no de automatizar funciones humanas. Pero lo cierto es que la curva es clara, y las cifras lo reflejan: el mercado global de robótica crecerá de 64.800 millones este año a más de 375.000 millones en 2035, según proyecciones de la industria.
Una inversión que se amortiza sola
El precio del módulo no es prohibitivo. Por lo que cuesta un coche usado, una empresa adquiere un “cerebro robótico” que nunca se cansa. Comparado con un salario anual promedio, la amortización puede llegar en semanas. No años, Por eso no sorprende que más de dos millones de desarrolladores ya estén creando aplicaciones sobre la plataforma Jetson. El ecosistema no es futurista. Es presente inmediato.
Más allá del chip: la escena que viene
Smartphones mataron cámaras y GPS. Este chip no mata, pero transforma. Abre paso a una era donde las capacidades físicas, antes humanas, se integran a cuerpos sintéticos con inteligencia embebida. No hay titulares sobre ello en las portadas. No hay declaraciones dramáticas. Solo kits vendidos, proyectos en curso y máquinas que, sin grandes anuncios, empiezan a operar con una autonomía que ayer parecía ciencia ficción.
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