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Una máquina con brazos delicados y visión artificial ha empezado a recomponer frescos fragmentados de Pompeya. Lo hace pieza a pieza, como si escuchara lo que el tiempo desordenó. El sistema, impulsado por inteligencia artificial, no solo reconstruye escenas del pasado, redefine cómo restauramos el patrimonio histórico en la era del algoritmo.

Tecnología al servicio del rompecabezas

El proyecto se llama RePAIR (Reconstruyendo el Pasado: IA y Robótica para el Patrimonio Cultural) y arrancó en 2021 con fondos europeos. La tarea es monumental. Los fragmentos se escanean en 3D y se analizan con imágenes hiperespectrales, capaces de revelar la composición química de los pigmentos, más allá de lo que el ojo distingue. Un algoritmo compara forma, textura, color y referencias iconográficas para sugerir encajes. Luego, un robot con manos flexibles («soft hands») prueba esas combinaciones. Las pruebas se hacen sobre réplicas hasta que el ensamblaje se considera seguro. Solo entonces se actúa sobre las piezas originales.

Las escenas que vuelven a emerger

Los primeros ensayos se centraron en dos conjuntos clave, los frescos del techo de la Casa de los Pintores Trabajando, dañados por la erupción del 79 d.C. y por bombardeos en la Segunda Guerra Mundial, y los fragmentos de la Schola Armaturarum, derrumbada en 2010. No existía una imagen completa, y muchos trozos estaban erosionados. Resolver el puzle requería simultanear decenas de reconstrucciones posibles.

Promesas de precisión y escala

Esta fusión entre arqueología y aprendizaje automático promete acelerar un trabajo que hasta ahora era artesanal y lento. Restaurar ya no depende solo del ojo experto, la tecnología propone hipótesis que el arqueólogo valida o descarta. Y su uso podría ampliarse a otros yacimientos, donde miles de fragmentos esperan aún ser interpretados.

El arte entre lo auténtico y lo posible

Pero el método no está exento de preguntas. Muchas piezas están irremediablemente perdidas. Otras, tan desgastadas que su posición original es incierta. Aunque la IA sugiera una reconstrucción plausible, ¿puede considerarse fiel a lo que fue? En la práctica, la intervención humana sigue siendo esencial, cada propuesta tecnológica es revisada, ajustada y completada por restauradores. Este equilibrio delicado entre automatismo y criterio experto abre una discusión sobre qué significa reconstruir. ¿Estamos restaurando la historia o completando sus silencios con conjeturas bien calculadas?

Un precedente con futuro

Experimentos anteriores con redes neuronales y técnicas de “inpainting” ya habían mostrado que la tecnología puede rellenar vacíos en pinturas medievales. Pero la incorporación de robótica de precisión, capaz de actuar sobre objetos reales y frágiles, marca un nuevo umbral. Pompeya podría ser el modelo para una nueva era en restauración patrimonial.

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