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Catalunya se ha convertido en la primera comunidad autónoma con una Dirección General de Inteligéncia Artificial. La decisión no es simbólica. Forma parte de una estrategia que busca usar la IA no como escaparate tecnológico, sino como palanca de transformación de los servicios públicos. Así lo explica Albert Tort, secretari de Telecomunicacions i Transformació Digital, en una breve entrevista con Paréntesis Media pone palabras al plan del Govern.

Una dirección general pionera con una misión muy concreta

“El objetivo es poner el foco en el uso de la inteligencia artificial, pero para un objetivo concreto, la transformación digital de nuestros servicios públicos”, afirma Tort. El anuncio de la Direcció General de IA no llegó solo, forma parte de una hoja de ruta que busca hacer de Catalunya un ecosistema digital competitivo, con un papel central para la IA en el funcionamiento interno de la administración y su relación con la ciudadanía. Esta transformación implica un cambio de modelo en la interacción con los servicios. Como explica el propio secretari, se busca una administración que sea “más inteligente, más amable y que luche contra la complejidad con una mayor simplicidad”.

Eficiencia, ética y conectividad como pilares

El planteamiento no es solo modernizador, sino también normativo. “Hay un convencimiento claro de que ese uso debe ser responsable y ético”, dice Tort. Y es que el despliegue de la IA en el ámbito público plantea dilemas conocidos cómo la transparencia, equidad, supervisión humana.

Catalunya intenta abordarlos desde el inicio. El diseño institucional y técnico de la nueva Dirección General incluye mecanismos de garantía, y se inscribe en una visión a largo plazo que apunta a un modelo de sociedad digital con valores. El uso de la tecnología, dice Tort, debe estar alineado con “una implicación en el futuro” que no pierda de vista la equidad territorial ni la inclusión.

Una administración más amable (y más simple)

La idea de una administración “amable” no es un recurso estético. Es parte del imaginario que la Generalitat quiere proyectar con «el govern de tothom». La tecnología no debe suponer una barrera más, sino ayudar a eliminar las que ya existen. En este sentido, se busca que la digitalización no complique, sino que simplifique. El uso de la IA no será visible solo en algoritmos internos. Se están planificando servicios públicos proactivos, más personalizados, y sistemas capaces de anticipar necesidades ciudadanas. Y todo ello con garantías de supervisión humana, trazabilidad de los algoritmos y accesibilidad universal.

Una Catalunya conectada como horizonte

Tort remata su intervención con una definición sintética de todo el proyecto: “buscar esta transformación que soporte un modelo de sociedad con valores en una Catalunya más conectada”. La conectividad, en este caso, no se refiere solo a redes de datos. También a la conexión entre administración y ciudadanía, entre tecnología y derechos, entre innovación y transparencia.

La IA, en este contexto, deja de ser una promesa abstracta. Se convierte en una herramienta con dirección política, con implicaciones sociales y con una arquitectura institucional propia. Catalunya, al activar su Dirección General de IA, abre una etapa que no se mide solo en eficiencia, sino también en amabilidad.

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