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El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha firmado un contrato por 200 millones de dólares con OpenAI,  la empresa detrás de ChatGPT, con el objetivo de desarrollar herramientas avanzadas de inteligencia artificial orientadas a fortalecer la seguridad nacional. El acuerdo, confirmado por fuentes oficiales y recogido por la agencia EFE, marca un hito en la relación entre la mayor potencia militar del mundo y uno de los líderes globales en IA generativa.

Tecnología para el campo de batalla y la gestión interna

El contrato contempla el diseño de “prototipos de IA de vanguardia” en dos frentes clave: el campo de operaciones militares y la gestión organizativa del aparato de defensa. Las actividades se desarrollarán en el área metropolitana de Washington y tendrán una duración aproximada de un año, con fecha de finalización prevista para julio de 2026.

“OpenAI for Government”: la nueva apuesta institucional

Este es el primer encargo directo del Pentágono a OpenAI, y se enmarca en la iniciativa recientemente lanzada por la compañía: “OpenAI for Government”. Bajo esta estrategia, la empresa busca extender sus servicios a diversas agencias públicas, incluyendo sectores como sanidad, logística estatal y ciberdefensa. Un antecedente notable fue su colaboración, en diciembre de 2024, con Anduril Industries, especializada en sistemas antidrón de uso militar.

Un acuerdo con peso político y empresarial

El movimiento llega en un contexto político de alta intensidad. Durante la presidencia de Donald Trump, el presupuesto de defensa ha escalado de forma sostenida, mientras que OpenAI, liderada por Sam Altman, ha transitado desde un perfil más académico y ético hacia un modelo claramente empresarial y pragmático. Altman ya había mostrado su implicación en la política tecnológica estadounidense al liderar en enero la presentación del megaproyecto “Stargate”, dotado con una inversión prevista de 500.000 millones de dólares para infraestructura de IA.

Competencia con Palantir y el nuevo mapa del software militar

Desde el ámbito financiero, expertos destacan que este es uno de los contratos de software más cuantiosos jamás adjudicados por el Pentágono, equiparable a los ingresos anuales de Palantir Technologies por servicios de defensa. Esta situación no solo posiciona a OpenAI como competidor emergente frente a gigantes del sector militar-tecnológico, sino que anticipa un posible rediseño del ecosistema de contratistas de defensa en torno a la inteligencia artificial generativa.

Ética y límites en el uso de la IA militar

A pesar de su incursión en el ámbito militar, OpenAI mantiene ciertas restricciones éticas. Sus modelos no podrán utilizarse para fines ofensivos ni para el desarrollo de armas letales, de acuerdo con sus propias políticas internas y mecanismos de supervisión.

La IA, pieza clave en la defensa del futuro

El acuerdo refuerza la creciente dependencia de Washington de tecnologías de IA como elemento clave de su estrategia nacional de seguridad. En esta tendencia ya participan otras compañías como Anthropic, Google y Meta, que también han suscrito acuerdos gubernamentales. La frontera entre innovación civil y aplicaciones militares, cada vez más difusa, anticipa un debate urgente sobre la gobernanza global de la inteligencia artificial.

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