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La relación entre Microsoft y OpenAI,  un modelo de colaboración entre gigantes tecnológicos, enfrenta una crisis sin precedentes este junio de 2025. Informes de publicaciones como el Wall Street Journal y Axios sugieren que este vínculo podría romperse «definitivamente» debido a profundas tensiones en los intereses financieros y tecnológicos de ambas compañías.

De la interdependencia a la divergencia

Desde 2019, Microsoft ha invertido fuertemente en OpenAI, inyectando hasta 13.000 millones de dólares a cambio de acceso exclusivo a sus modelos de inteligencia artificial y consolidando su infraestructura en la nube Azure como el principal soporte de OpenAI. Sin embargo, esta codependencia ya no beneficia a ambas partes por igual. OpenAI ha comenzado a diversificar sus proveedores de cómputo, incorporando a Oracle, SoftBank y Google a su red, lo que podría erosionar la posición dominante de Azure.

Windsurf: el detonante por la propiedad intelectual

El desencadenante más reciente de esta crisis es la adquisición de Windsurf, una startup de herramientas de programación basadas en IA valorada en aproximadamente 3.000 millones de dólares. Microsoft exige acceso a su propiedad intelectual, amparándose en una cláusula de su contrato de inversión. No obstante, OpenAI se resiste, argumentando que la tecnología de Windsurf competiría directamente con GitHub Copilot, un producto ya bajo el paraguas de Microsoft.

Reestructuración y rumores de litigio

Paralelamente, OpenAI se prepara para reestructurarse como una entidad con ánimo de lucro, un paso crucial para satisfacer las exigencias de sus inversores y facilitar una futura salida a bolsa. Este movimiento requiere la aprobación de Microsoft, que ahora reclama una mayor participación accionarial si OpenAI monetiza sus modelos fuera del acuerdo vigente. Incluso se especula con la posibilidad de que OpenAI acuda ante reguladores antimonopolio para denunciar prácticas competitivas desleales en caso de que las negociaciones fracasen.

¿Comunicado de calma o señal de alerta?

A pesar de la creciente tensión, ambas empresas ofrecieron una declaración conjunta a medios como Axios y el Wall Street Journal, en la que aseguran mantener una “alianza productiva a largo plazo” y se muestran “optimistas” sobre la posibilidad de seguir colaborando. Aunque no fue publicada como un comunicado oficial en sus canales, esta respuesta coordinada buscó enviar un mensaje de estabilidad en medio de las negociaciones. Sin embargo, el momento es crítico: si no se alcanza una reformulación del pacto en los próximos meses, OpenAI podría perder hasta 20.000 millones de dólares en financiación y verse obligada a depender exclusivamente de otros proveedores de nube.

El corazón del conflicto: visión vs. control

Esta disputa refleja un conflicto estratégico fundamental: mientras Microsoft busca asegurar el acceso a largo plazo a los avances de OpenAI para fortalecer herramientas clave como Copilot, OpenAI prioriza su independencia tecnológica y financiera, aspirando a expandir su red de cómputo y su capacidad de salir a bolsa. Aunque ambas compañías aseguran estar «súper alineadas» en la visión de democratizar la IA generativa, sus objetivos económicos y de control podrían, en última instancia, separarlas. El desenlace de esta crisis, que se espera en los próximos trimestres, será decisivo para la configuración futura del ecosistema global de la inteligencia artificial.

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