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La nueva alianza entre OpenAI y Oracle no solo es la mayor inversión en capacidad tecnológica para inteligencia artificial en la historia reciente, es también un salto de fe hacia el futuro de la IA.

Un contrato descomunal que sacudió Silicon Valley

OpenAI, la empresa detrás de ChatGPT, firmó con Oracle un contrato por 300.000 millones de dólares en capacidad de cómputo (procesamiento de datos). A cinco años vista, esta cifra supera ampliamente los ingresos anuales de la empresa, estimados en 13.000 millones. No es una compra, es un compromiso a largo plazo para que Oracle construya y gestione los centros de datos necesarios para entrenar los futuros modelos de IA.

El anuncio provocó un terremoto financiero. Las acciones de Oracle subieron un 40 % en un solo día, añadiendo casi 300.000 millones a su valor bursátil y empujando su capitalización hacia el club del billón. Su fundador, Larry Ellison, vio aumentar su fortuna personal en más de 100.000 millones en 24 horas. A sus 81 años, se convirtió en la persona más rica del mundo, por encima de Elon Musk.

Qué están comprando exactamente

La cifra incluye 4,5 gigavatios de capacidad computacional, el equivalente a la energía que requieren unos cuatro millones de hogares estadounidenses. Para lograrlo, Oracle construirá centros de datos desde cero, que alojarán aproximadamente dos millones de GPUs (chips gráficos de alto rendimiento).

El primer despliegue ocurre en Abilene, Texas, donde la infraestructura consumirá 1,2 gigavatios. Allí, la red eléctrica local no da abasto, por lo que Oracle operará con generadores de gas, quemando cerca de 1.000 millones de dólares anuales en energía para mantener operativa la instalación.

Una ruptura silenciosa con Microsoft

Durante años, OpenAI se apoyó casi exclusivamente en la nube de Microsoft. Pero en 2024 comenzaron los primeros desvíos hacia Oracle. La razón son los cuellos de botella en Azure que retrasaban lanzamientos y limitaban el desarrollo. OpenAI necesitaba más capacidad, más rápido.

La empresa adoptó una estrategia multicloud, que le permite repartir su demanda entre varios proveedores. Microsoft conserva derecho de tanteo, pero Oracle se ha convertido, de facto, en su socio principal en infraestructura para los próximos años.

Stargate: más que un nombre de ciencia ficción

El acuerdo se enmarca en Project Stargate, una iniciativa presentada en enero de 2025 en la Casa Blanca. Su objetivo es desplegar 10 gigavatios de capacidad de IA en EE. UU. antes de 2029. Las cifras son de otro planeta: 500.000 millones de dólares en inversión estimada, múltiples socios (SoftBank, Oracle, empresas de energía) y un enfoque explícito en reforzar el liderazgo estadounidense en inteligencia artificial.

Stargate se plantea como una infraestructura nacional estratégica, y fue respaldado públicamente por el presidente Trump como prioridad de seguridad.

El costo energético de entrenar la inteligencia

El acuerdo pone en evidencia una realidad poco visible de la IA moderna y es que su consumo energético es descomunal. Un modelo como GPT‑4 requiere unos 30 megavatios de potencia sostenida para entrenarse. Según BloombergNEF, los centros de datos de IA ya consumen más del 4 % de la electricidad de EE. UU., y podrían llegar al 12 % en 2030.

Cada nuevo chip especializado multiplica esa demanda. Las nuevas GPUs de NVIDIA, por ejemplo, requieren 2.700 vatios por unidad: lo suficiente para alimentar dos hogares.

Infraestructura como ventaja competitiva

El caso de Oracle es llamativo. Durante años quedó atrás en la carrera por la nube frente a Amazon o Microsoft. Pero supo detectar antes que otros el giro hacia infraestructuras dedicadas a IA. Invirtió en centros de datos diseñados para cargas de trabajo extremas, y hoy lidera ese nicho.

Este movimiento marca una nueva etapa donde las grandes tecnológicas no solo alquilan capacidad. Se convierten en co-inversores, diseñan sus propias redes y apuestan a décadas vista. AWS, Google y Microsoft ya han respondido con planes propios por decenas de miles de millones.

Cuando la infraestructura lo es todo

El acuerdo OpenAI‑Oracle no garantiza el éxito, pero redefine las reglas del juego. ¿Qué significa apostar 300.000 millones a que la IA lo cambiará todo? ¿Y qué pasa si esa apuesta falla?

Mientras las excavadoras trabajan día y noche en Texas, y millones de chips esperan ser ensamblados, la pregunta es quién tendrá el músculo para sostener el peso de la IA. Porque en esta carrera, ya no gana quien tiene la mejor idea, sino quien puede alimentarla.

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