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El Congreso de Estados Unidos ha implementado una prohibición estricta sobre el uso de Microsoft Copilot, el chatbot basado en inteligencia artificial de la compañía, por parte de su personal. Esta medida refleja la creciente preocupación por la seguridad y la privacidad de los datos en el uso interno de tecnologías de IA, mientras el gobierno federal explora cómo regular esta tecnología emergente.

En junio del año pasado, el Congreso ya había restringido el uso de ChatGPT por parte de su personal, permitiendo únicamente la versión de suscripción de pago y prohibiendo la versión gratuita. La nueva directriz, emitida por la Oficina del Administrador Jefe del Congreso, Catherine Szpindor, señala a Microsoft Copilot como «no autorizado para uso en la Cámara» debido a los riesgos de seguridad que representa, incluida la posible filtración de datos del Congreso a servicios en la nube no aprobados por la institución.

Ante esta situación, Microsoft ha expresado su esperanza de que la suite de herramientas orientadas al gobierno que planea lanzar este verano pueda abordar las preocupaciones del Congreso. La compañía ha reconocido que los usuarios gubernamentales tienen requisitos de seguridad más elevados para los datos y ha anunciado un plan de herramientas de IA de Microsoft, como Copilot, que cumplirán con los requisitos de seguridad y cumplimiento del gobierno federal.

En un movimiento cauteloso hacia la inteligencia artificial, el Congreso de EE. UU. establece una prohibición estricta sobre el uso de Microsoft Copilot por parte de sus colaboradores.

La Oficina del Administrador Jefe ha indicado que la guía actual se aplica a la versión comercial de Copilot, pero evaluará la versión gubernamental cuando esté disponible para tomar una determinación en ese momento. Copilot, el asistente basado en IA de Microsoft, construido sobre la tecnología del creador de ChatGPT, OpenAI, ofrece versiones gratuitas y de pago para consumidores, así como opciones pagas para empresas, integrándose directamente en aplicaciones de Office como Word, Excel, Outlook y PowerPoint.

El dilema al que se enfrenta el Congreso refleja preocupaciones similares en el sector privado, donde muchas empresas han optado por bloquear el acceso a chatbots de consumo como ChatGPT por temor a la fuga de datos. Sin embargo, muchas están considerando o adquiriendo versiones empresariales que ofrecen garantías de que los datos no se utilizarán para entrenar modelos futuros, mitigando el riesgo de fuga de datos.

La prohibición del uso de Microsoft Copilot por parte del personal del Congreso de EE. UU. subraya la cautela con la que las instituciones están abordando la adopción de tecnologías de IA generativa. A medida que el gobierno y las empresas buscan equilibrar la innovación con la seguridad y la privacidad, el desarrollo y la implementación de políticas claras serán cruciales para navegar el futuro de la inteligencia artificial.

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