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En un año en el que aproximadamente 1.000 millones de votantes acudirán a las urnas en todo el mundo, los gestores de campañas y los funcionarios electorales, a menudo con recursos limitados, enfrentan la presión de utilizar la inteligencia artificial (IA) para mejorar la eficiencia. Sin embargo, según este artículo de Axios, esta situación también crea un terreno fértil para que actores malintencionados utilicen la IA generativa para amplificar esfuerzos de supresión de votos, difamación de candidatos e incitación a la violencia.

Empresas emergentes que ofrecen potentes IA generativas cuentan con equipos de integridad electoral no probados y relativamente pequeños. En contraste, empresas más antiguas como Meta han reducido estos equipos, que en su punto máximo en 2019 contaban con más de 500 miembros a nivel global.

La IA generativa se convierte en un arma de doble filo en las elecciones mundiales, con potencial tanto para mejorar la eficiencia como para amplificar la desinformación y la violencia.

La IA podría terminar privando del derecho al voto a los ciudadanos, ya que los funcionarios electorales utilizan nuevas herramientas para tareas como la identificación y eliminación de ciudadanos no elegibles de los registros de votación y la coincidencia de firmas impulsada por IA.

La regulación del discurso es un desafío. Existe una tensión profunda entre los derechos a la libertad de expresión e información y la necesidad de combatir la desinformación para garantizar una campaña justa. Esta tensión se desarrolla en un contexto donde los estadounidenses confían poco en las empresas que despliegan IA y muchos creen que la IA podría alterar los resultados electorales.

Las pocas salvaguardas existentes son voluntarias, incluyendo las exigidas por la Casa Blanca. Microsoft informó haber detectado a Beijing operando una red de cuentas en línea que utilizan material generado por IA para influir en los votantes estadounidenses. Tanto la CIA como el DHS advierten que China, Rusia e Irán están utilizando IA generativa para atacar la infraestructura y los procesos electorales.

Plataformas como YouTube, TikTok, Facebook e Instagram ahora exigen etiquetar anuncios o contenidos relacionados con las elecciones creados con IA. Varios estados de Estados Unidos han aprobado legislación que prohíbe o exige la divulgación de deepfakes políticos, incluyendo California, Michigan, Minnesota, Texas y Washington.

Sin embargo, la IA también es útil para las campañas, sirviendo como herramienta para los primeros borradores de todo, desde discursos hasta materiales de marketing. Además, proporciona conversaciones robóticas personalizables con los votantes y ayuda a los candidatos a comprender mejor a las personas a las que aspiran servir.

 

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