Skip to main content

«¿De quién es la mochila que hay allí?», pregunta una voz al otro lado del pasillo. Levanto tímidamente la mano. Como director de operaciones, Sergi Girona debe conocer en todo momento lo que ocurre cerca del Marenostrum 5 y responder ante cualquier eventualidad.

Y es que hace poco que el Barcelona Supercomputing Center – Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS) le sacó el plástico protector a este mar de cables y chips. Si fuera uno solo, superaría a cualquier superordenador europeo. Pero decidieron que era mejor invertir en dos particiones distintas: una de propósito general y otra con aceleradores gráficos (chips Nvidia Hopper 100), mucho más enfocados a la inteligencia artificial.

Entrar en el BSC-CNS es asomarse al futuro de la investigación. En este edificio trabajan unas mil personas al servicio de grandes estudios científicos que trabajan con cantidades de datos inasumibles para un ordenador personal, ya no hablemos para cualquier cerebro humano. En una hora, el Marenostrum 5 realiza cálculos que tardarían 46 años en finalizar si se ejecutaran desde el ordenador que estoy usando ahora mismo para escribir el artículo.

El BSC-CNS recibe más solicitudes de las que puede aprobar, a razón de tres a uno. Por cada una aprobada, hay dos que se quedan sin acceso a la supercomputación: «Así es como se desarrolla la ciencia, solo los mejores acceden al sistema», explica Girona.

Marenostrum 5

El Marenostrum 5, del BSC-CNS, son en realidad dos ordenadores: uno de propósito general y otro con aceleradores gráficos.

La Empresa Común Europea de Informática de Alto Rendimiento (EuroHPC JU), que actualmente impulsa nueve superordenadores y a la que está adherida el BSC-CNS, es un instrumento «para conseguir la independencia tecnológica, para no tener dependencia de estas grandes empresas internacionales y poder en Europa, en nuestro entorno, determinar hacia dónde debemos desarrollar las tecnologías», afirma Girona.

El BSC-CNS es un proyecto europeo que pretende ganar autonomía tecnológica respecto a otras potencias

Sobre el futuro, el director de operaciones lo tiene claro: «En 20 años lo que tendremos es la capacidad para que las máquinas nos ayuden mucho mejor a tomar decisiones». En este sentido, desde el BSC-CNS se trabaja con gemelos digitales, que son representaciones de una ciudad, un Planeta o incluso del ser humano.

El Marenostrum 4 se desmontará para colocar un nuevo ordenador cuántico.

Gemelos digitales

Mediante un programa informático, pueden realizarse simulaciones aplicando variables: «Hay muchas regulaciones en el mundo que condicionan las pruebas de medicamentos. Entonces, para ello será imprescindible utilizar los gemelos digitales». Su funcionamiento es sencillo, «se le aplican cambios al gemelo digital para ver cómo responde en lugar de aplicarlos directamente a personas».

Los gemelos digitales evitan tener que probar determinados medicamentos con humanos

«En el caso de las ciudades también, por ejemplo, se podría ver si se hace una nueva estación de metro, cómo afectará al desarrollo del barrio y entender cómo funcionaría de una forma más ecológica«, explica Girona.

Modelo de lenguaje en español

Después de entender mejor el funcionamiento del superordenador, nos recibe Marta Villegas, la directora de la Unidad de Tecnologías del Lenguaje. En su departamento están programando y entrenando el nuevo modelo de lenguaje en español y lenguas cooficiales (catalán, gallego y vasco).

El modelo de lenguaje en español pretende ser más preciso en aspectos culturales que otros creados en Estados Unidos

«Lo ideal es que podamos hablar con las máquinas y las aplicaciones en nuestras lenguas maternas de la manera más fácil posible«, explica Villegas. Siguiendo esta filosofía, el modelo que preparan «sabrá de pelota vasca y gazpacho» mucho mejor que otros que se programan al otro lado del Atlántico. Ese es el valor añadido que, creen, tendrá su propuesta: «Todas nuestras lenguas estarán bien representadas y, sobre todo, nuestro entorno cultural».

Desde el BSC-CNS explican que llevan dos años preparando este proyecto, en el que han recopilado millones de datos, incluso más allá de internet: «Hemos hecho un esfuerzo importante y mayúsculo para obtener datos que no sean de la red, datos curados de revistas científicas, del Congreso, del Senado, de fuentes de interés para nuestras lenguas«.

Este proyecto va en la línea de ganar autonomía en un sector que se prevé que sea esencial en los próximos años, también para evitar que las empresas estadounidenses extraigan demasiados datos de los ciudadanos europeos: «Les estamos dejando que absorban muchísimos datos«, explica Villegas. Poder ganar autonomía y, de paso, incentivar la investigación y producción de software nativo en español son otros de los pilares de este proyecto.

Toda revolución necesita sus cronistas. Suscríbete a nuestra newsletter y ponte al día en tecnología, IA y medios de comunicación.