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La presentadora de la BBC, Liz Bonnin, se ha visto involucrada sin su consentimiento en una campaña publicitaria para un repelente de insectos, gracias a una voz y una imagen falsificadas por inteligencia artificial. Este caso destaca no solo las posibilidades tecnológicas actuales, sino también las profundas brechas en la regulación y el uso ético de la IA.

Liz Bonnin, conocida por su trabajo en programas como «Bang Goes the Theory» y «Our Changing Planet», fue víctima de un engaño elaborado en el que se utilizó su imagen y una voz artificial que imitaba la suya para promocionar un producto para el que nunca dio su aprobación. La supuesta autorización para usar su imagen y voz provino de un mensaje de voz que, aunque inicialmente parecía auténtico, pronto reveló su verdadera naturaleza artificial al presentar incongruencias en el acento y la cadencia.

El engaño comenzó cuando Howard Carter, director ejecutivo de Incognito, la compañía detrás de la campaña, recibió varios mensajes de voz de alguien que él creía que era Bonnin. Estos mensajes fueron decisivos para convencerlo de que estaba interactuando directamente con la presentadora. La trama se complicó con la participación de un perfil falso en Facebook y comunicaciones a través de WhatsApp y correo electrónico, lo que eventualmente llevó a Incognito a transferir 20.000 libras a una cuenta asociada con los estafadores.

Una campaña publicitaria utiliza la imagen y voz generada por IA de Liz Bonnin sin su consentimiento, revelando vulnerabilidades críticas en el uso de la tecnología.

El incidente salió a la luz cuando la propia Bonnin vio su rostro en anuncios en línea y desmintió cualquier participación mediante una declaración en la plataforma X (anteriormente Twitter), negando haber dado su aprobación para tal campaña. La situación se agravó cuando los impostores contactaron nuevamente a Carter para disculparse, citando problemas de servidor y de seguridad, lo que finalmente le hizo darse cuenta de que había sido víctima de un fraude.

Expertos en IA consultados por The Guardian, como Surya Koppisetti y Michael Keeling, confirmaron la naturaleza artificial de la voz utilizada, señalando problemas en la velocidad de recitación y el ruido de fondo monótono como indicativos de manipulación tecnológica. Este evento subraya la capacidad de la IA para crear falsificaciones convincentes y el riesgo de que estas tecnologías se utilicen para engañar y causar daño.

Liz Bonnin expresó su malestar por el uso indebido de su imagen y voz, describiendo el incidente como una violación de su identidad y un abuso de confianza. También destacó este evento como un mensaje de advertencia sobre los peligros potenciales de la IA, enfatizando la necesidad de una regulación más estricta y considerada para prevenir abusos similares en el futuro.

Incognito ha respondido a este evento informando a la policía y a su banco, y ha emitido una declaración pública esperando que este caso sirva de advertencia para otros. La empresa ha reiterado su compromiso con la transparencia y la ética empresarial, pidiendo disculpas a Bonnin y a sus asociados por cualquier daño inadvertido.

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