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La situación de los periodistas en Ucrania, en el contexto de la invasión rusa, ha generado una creciente preocupación por la libertad de prensa en el país. Recientemente, France 24 publicó un reportaje sobre periodistas ucranianos que han informado sobre la corrupción en Ucrania, destacando el caso de Yuriy Nikolov, conocido por destapar un escándalo de contratos militares. Nikolov enfrentó un dilema ético al considerar si investigar o no, temiendo desacreditar a su país en guerra.

El incidente en la casa de Nikolov, que explica Jon Allsop en Columbia Journalism Review, donde hombres desconocidos intentaron irrumpir mientras él no estaba, ha sido vinculado a sus críticas recientes hacia el presidente Volodymyr Zelensky. Este suceso, junto con la publicación en YouTube de un video que alega mostrar a operadores de cámara de Bihus.Info consumiendo drogas, ha puesto en el punto de mira la seguridad y la integridad de los periodistas ucranianos.

En medio del conflicto con Rusia, periodistas ucranianos enfrentan una creciente presión y amenazas, planteando preocupaciones sobre la libertad de prensa y la democracia en Ucrania.

Los fiscales de Kyiv afirman haber identificado a los responsables del acoso a Nikolov, mientras que los servicios de seguridad de Ucrania investigan la vigilancia de Bihus.Info. Zelensky ha insistido en que se está tomando acción y que «cualquier presión sobre los periodistas es inaceptable». Sin embargo, sus palabras no han sido suficientes para tranquilizar a los periodistas que temen que la libertad de prensa esté en declive bajo su mandato.

Desde la invasión rusa, los medios ucranianos se han unido en torno a la necesidad de proyectar unidad, pero han surgido críticas sobre la posible propaganda y la falta de protección a la independencia de los medios. La situación actual recuerda a los periodistas los tiempos anteriores a la destitución del presidente pro-ruso Viktor Yanukovych, donde los ataques a la prensa eran comunes.

A pesar de las restricciones en tiempos de guerra, que no son exclusivas de Ucrania, la situación actual plantea un dilema para los periodistas investigativos: mantener la rendición de cuentas del gobierno y arriesgarse a generar titulares adversos en países donantes, o retener información y arriesgar la erosión de la democracia que el mundo occidental ha defendido hasta ahora.

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