Javier Milei, el nuevo presidente de Argentina, ha mostrado una retórica abiertamente hostil hacia la prensa, siguiendo el estilo de líderes como Donald Trump y Jair Bolsonaro. Desde su toma de posesión, esta hostilidad se ha manifestado en acciones concretas, como el recorte de fondos publicitarios del Poder Ejecutivo hacia la prensa y acusaciones de maltrato a periodistas por parte de un portavoz del Gobierno.
Santiago Marino, profesor de la Universidad Nacional de Quilmes y experto en políticas de comunicación, ofrece su perspectiva sobre esta situación. En una entrevista con LatAm Journalism Review, Marino reflexiona sobre las tensiones entre Milei y los medios, y sobre el estado del periodismo en Argentina y América Latina.
Santiago Marino, experto argentino en políticas de comunicación, analiza la compleja relación entre el presidente argentino Javier Milei y los medios de comunicación.
Marino destaca que el problema de Milei no es con la prensa en sí, sino con los periodistas. Milei, quien se autoproclama «anarcocapitalista«, ha evitado exponerse a entrevistas con periodistas no afines a sus ideas y ha mostrado dificultades para aceptar críticas o preguntas que no coincidan con su visión. Marino señala que Milei es un producto comunicacional, destacando su habilidad para manejar las redes sociales y su carisma en televisión.
El investigador también menciona las renuncias significativas en el área de comunicación del gobierno de Milei, incluyendo la del primer subsecretario de Medios y la secretaria de Comunicación Pública. Estas renuncias, combinadas con la propuesta de Milei de cerrar los medios públicos de Argentina, plantean serias preocupaciones sobre el pluralismo y la diversidad en el país.
Marino analiza el impacto potencial del cierre de medios públicos, advirtiendo que podría reducir drásticamente el pluralismo y la diversidad en el país. Además, destaca que la publicidad oficial es un elemento importante para el financiación de los medios en Argentina, y los recortes podrían tener un impacto significativo en su sostenibilidad financiera.
Finalmente, Marino reflexiona sobre la cobertura mediática del gobierno de Milei, señalando que los medios con mejores resultados de audiencia en Argentina suelen ser los opositores. Sin embargo, advierte que la situación actual es impredecible y que los medios podrían realinear sus líneas editoriales en respuesta a las políticas del gobierno.
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