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En un panorama cada vez más desafiante para el periodismo, diez jóvenes periodistas de Europa, América del Norte y América Latina comparten sus experiencias y obstáculos al intentar abrirse camino en la industria de las noticias, según el artículo de Gretel Kahn en NiemanLab. El 2023 se sumó a la lista de años difíciles para el periodismo, marcado por despidos récord, la amenaza de la inteligencia artificial de reemplazar puestos de trabajo y un número sin precedentes de reporteros fallecidos en el conflicto entre Israel y Hamas. A esto se le añaden largas jornadas laborales, la subremuneración crónica y la disminución de empleos en el sector.

A pesar de este escenario desalentador, muchos jóvenes aún sueñan con ingresar a la industria, motivados por una vocación inquebrantable de buscar y reportar la verdad. Sin embargo, las dificultades para lograr un empleo estable y bien remunerado son enormes, y pocos lo consiguen. La realidad de ser un periodista al inicio de su carrera está marcada por la incertidumbre y la lucha por encontrar oportunidades en un mercado laboral cada vez más complicado.

Pese a las adversidades, la nueva generación de periodistas mantiene viva su pasión por la verdad y la justicia informativa.

Los desafíos que enfrentan estos jóvenes se pueden agrupar en cinco temas comunes: el alto costo de la educación en periodismo, la dificultad de conseguir empleo incluso después de completar pasantías, la necesidad de trasladarse en busca de oportunidades, la realidad de que solo aquellos provenientes de familias acomodadas pueden permitirse seguir en esta carrera y el desgastante proceso de postulación a empleos que rara vez culmina en una respuesta.

En países como España y Estados Unidos, el costo de la educación en periodismo es prohibitivo, lo que obliga a muchos a endeudarse significativamente. Las pasantías, que alguna vez fueron una puerta de entrada al mundo laboral, ahora son escasas y no garantizan un empleo posterior. Además, la concentración de oportunidades en ciertas ciudades obliga a los jóvenes a mudarse, a menudo sin la certeza de encontrar trabajo.

La situación es particularmente difícil en Argentina, donde la desaparición de medios locales ha dejado a muchos sin la posibilidad de comenzar su carrera en su comunidad. Este panorama no solo afecta a los periodistas individuales, sino que también tiene un impacto en la diversidad y la calidad del periodismo, ya que las voces de aquellos que no pueden permitirse entrar en la industria simplemente no se escuchan.

A pesar de estos obstáculos, los jóvenes periodistas siguen comprometidos con su vocación, buscando maneras de contribuir a sus comunidades a través del periodismo. La pasión por informar y la esperanza de un futuro mejor para la industria mantienen viva su determinación, incluso frente a un mercado laboral cada vez más difícil.

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