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OpenAI, la empresa líder en tecnología de inteligencia artificial, ha enfrentado una nueva controversia tras su última actualización del modelo GPT-4o. Este modelo, que destacaba por su capacidad de generar respuestas habladas con fluidez y naturalidad, se ha visto en el centro de un debate ético y legal por su voz Sky, la cual muchos usuarios compararon con la de la actriz Scarlett Johansson. La controversia ha escalado hasta el punto de que OpenAI ha decidido retirar esta voz de su oferta, mientras circulan rumores de una posible denuncia por parte de la actriz.

La voz de Sky se había popularizado rápidamente entre los usuarios de GPT-4o por su tono distintivo y agradable, que recordaba al de Johansson, conocida no solo por sus roles en Hollywood sino también por su voz en la película de ciencia ficción ‘Her‘. Sin embargo, la similitud no fue bien recibida por todos, especialmente ante la falta de consentimiento de Johansson para usar su timbre vocal característico, lo que podría considerarse una infracción a sus derechos de imagen y voz.

OpenAI ha decidido eliminar la voz «Sky» de su modelo GPT-4o después de comparaciones con Scarlett Johansson, lo que destaca los desafíos éticos y legales emergentes en la utilización de la inteligencia artificial para replicar identidades humanas.

Ante las crecientes críticas y el debate sobre la ética de la imitación de voces sin consentimiento, OpenAI tomó la decisión de eliminar la voz de su plataforma. La compañía ha explicado que las voces de GPT-4o, incluida Sky, fueron seleccionadas a través de un proceso riguroso que involucró a directores de casting y productores, y que ninguna voz fue creada artificialmente ni destinada a imitar deliberadamente a ninguna celebridad. Sin embargo, la decisión de retirar la voz sugiere un reconocimiento de los problemas potenciales asociados con dichas similitudes.

El caso plantea preguntas significativas sobre los derechos de los individuos en la era de la inteligencia artificial. La capacidad de las tecnologías emergentes para replicar voces y, potencialmente, otras características humanas con precisión puede llevar a violaciones de la privacidad y derechos de autor, planteando la necesidad de nuevas regulaciones en este campo. Además, la situación subraya la importancia del consentimiento y la transparencia en el uso de datos personales para entrenar modelos de IA.

La controversia ha resonado no solo entre los fans de Johansson sino también en la industria tecnológica y legal, con llamados a una mayor regulación y estándares éticos en el desarrollo y despliegue de tecnologías de inteligencia artificial. Mientras que algunos defienden la innovación y el progreso tecnológico, otros abogan por una aproximación más cautelosa que priorice los derechos individuales y la ética.

El incidente con GPT-4o y la voz de Sky probablemente impulsará un debate más amplio sobre la ética de la inteligencia artificial y su interacción con los derechos humanos. A medida que la tecnología continúa avanzando a un ritmo acelerado, la sociedad debe considerar cómo equilibrar la innovación con el respeto a la privacidad individual y los derechos de autor, asegurando que la IA se desarrolle de manera que beneficie a todos sin comprometer valores éticos fundamentales.

La retirada de la voz de Sky por parte de OpenAI marca un momento crucial en la comprensión pública y regulación de la inteligencia artificial. A medida que las capacidades de la IA alcanzan nuevos horizontes, los dilemas éticos y legales que acompañan a estos avances se vuelven cada vez más complejos y necesitados de una atención cuidadosa y deliberada por parte de todos los actores involucrados.

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