Mariana Pedroza explica su experiencia creando 10.00o imágenes con IA en una semana. Spoiler: casi acaba con su salud.
La artista mejicana Mariana Pedroza sube al escenario con dos historias: un éxito profesional y una consecuencia inesperada que la obligó a parar durante cuatro meses. Y es que todos, en mayor o menor medida, «somos más cíborgs de lo que percibimos». Trabajando para Musho.ai, una plataforma que ayuda a generar ‘landings page’ en Figma, le cayó el encargo de generar 10.000 imágenes con IA en una semana.
Ella y su equipo se pusieron a trabajar sin descanso: Pedroza reconoce que incluso perdió el interés por todo lo que no fuera crear imágenes: «Recuerdo que intentaba hablar con mis amigos, pero en mi cabeza solo pensaba: ‘Aburrido, aburrido, aburrido; necesito continuar creando mis imágenes'».
El efecto Tetris: la consecuencia de no encontrar el equilibrio entre IA y humanidad
«La parte más curiosa es que comencé a pensar que el mundo real, mis amigos, mi familia, eran solo una pérdida de tiempo», ha explicado. Eso se debía al efecto Tetris, que básicamente consiste en no poder desconectar el cerebro de una misma tarea. Precisamente se conoce con este nombre porque es algo que ocurría con gran frecuencia a los jugadores de este juego.
En su caso, no podía dejar de mirar el mundo como si se compusiera de fotografías. Por ejemplo, pensaba en lo mal que iluminaba el sol un objeto determinado. Incluso cuando cerraba los ojos, las imágenes repetitivas continuaban asaltando su mente sin descanso. Su percepción de la realidad había cambiado por completo.
Al final, ella y su equipo lograron alcanzar la meta de crear un banco con 10.000 imágenes profesionales usando IA generativa. Pero algo había cambiado en la mente de Pedraza: se había acostumbrado a recibir grandes dosis de dopamina procedentes del ordenador. Y ahora ya nada le parecía interesante.
La conclusión: «La velocidad de creación de la IA puede superar la capacidad de procesamiento mental»
Cuando terminó el encargo, la artista fue al médico y le explicó su experiencia. Al final le diagnosticaron una leve depresión y le recomendaron desconectar por completo. En este punto, Pedroza se tomó unos mese sabáticos. Lo complicado para ella fue también volver a aprender a socializar y a apreciar el contacto humano.
Al final, la reflexión es la siguiente: la IA generativa es capaz de acelerar la creatividad a una velocidad nunca vista anteriormente, pero también es importante «establecer unos límites»: «¿Qué pasa cuando la IA comienza a moverse más rápido que tu cerebro?». Es precisamente esta velocidad que mantenía a la artista pegada a su ordenador la que acabó revelando el poder de atracción de esta tecnología: «Esta estimulación y este amor por la tecnología y por las cosas complejas me han enseñado que, por supuesto, a veces necesitas trabajar muy duro para lograr lo que quieres. Solo que no te olvides de ti mismo, o los robots podrían tomar el control».
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